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Opinión

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Campañas electorales e inteligencia artificial

Desde hace unos días y en los siguientes meses, querido lector, estaremos usted y yo viviendo, y en algunas ocasiones padeciendo, el proceso electoral de México que permitirá renovar una cantidad importante de cargos de representación popular en todo el país incluyendo al presidente de la República. Ello no sería novedad si en el medio no existiera un nuevo componente que jugará un papel primordial en esta elección. Ese nuevo componente es la llamada inteligencia artificial (IA).

Martin Moore en su excelente libro Democracy Hacked: Political Turmoil and Information Warfare in the Digital Age nos alerta sobre los riesgos de la misma y las alternativas para preservar la calidad democrática a pesar de su utilización, sin embargo, observamos que en la era digital en la que vivimos, la IA está transformando rápidamente diversos aspectos de nuestra sociedad y uno de los campos en los que se espera un impacto significativo es el de los procesos electorales. A medida que la IA continúa evolucionando, su capacidad para analizar datos, mejorar la participación ciudadana y garantizar la transparencia electoral se vuelve cada vez más prominentes, así como su capacidad para generar procesos de desinformación o manipulación creando espacios de polarización política.

¿En que puede ayudar la IA en los procesos electorales? Destaco a continuación tres aspectos básicos: a) El análisis de grandes cantidades de datos, b) mejora de la participación ciudadana y, c) seguridad electoral. En el primer caso me parece que la IA puede ayudar a los procesos electorales al analizar grandes cantidades de datos, como encuestas de opinión, tendencias sociales y comportamientos de voto pasados. Utilizando algoritmos avanzados de aprendizaje automático, la IA puede proporcionar información valiosa a los candidatos y partidos políticos sobre las preferencias del electorado, lo que les permite diseñar estrategias más efectivas y enfocar sus mensajes de campaña de manera precisa. Esto puede conducir a una mayor relevancia de los temas abordados y un diálogo más significativo con los votantes.

Un segundo aspecto es que la IA también puede desempeñar un papel importante en el fomento de la participación ciudadana. A través de herramientas digitales y aplicaciones móviles, se pueden crear plataformas interactivas que permitan a los ciudadanos obtener información detallada sobre los candidatos, sus propuestas y los problemas en juego. Además, la IA puede facilitar la comunicación directa entre los votantes y los candidatos, promoviendo un diálogo abierto y transparente. Esto puede aumentar el compromiso de los ciudadanos con el proceso electoral, fomentar la discusión política y fortalecer la democracia.

El tercero de los aspectos en los que la IA puede colaborar en la seguridad y la integridad de las elecciones. La IA puede ayudar en la detección y prevención de la desinformación y las noticias falsas, que pueden influir en el resultado de una elección. Mediante el análisis de patrones de comportamiento en las redes sociales y la verificación de la autenticidad de las fuentes de información, la IA puede identificar y mitigar la propagación de noticias falsas. Además, los sistemas de IA pueden ayudar a detectar posibles amenazas cibernéticas y proteger los sistemas electorales contra ataques maliciosos.

Y todo esto significa que la IA no tiene ningún riesgo para la calidad democrática. Para nada, Así como tiene múltiples beneficios también habría que considerar sus tremendos riesgos tal como apunta Jamie Bartlett en su sensacional libro The People Vs Tech: How the Internet is Killing Democracy (and How We Save It) dichos riesgos están concentrados en una posible mala implementación de la IA que produzca efectos de desigualdad y exclusión, es decir que de no implementarse adecuadamente, la IA puede ampliar las brechas existentes en el acceso a la información y la participación ciudadana. Aquellos que no tienen acceso a la tecnología o no están familiarizados con su uso pueden quedar excluidos del proceso electoral, creando una desigualdad en la representación y toma de decisiones.

Lo mismo ocurriría con los llamados sesgos algorítmicos que pudieran llegara perpetuar o amplificar los prejuicios existentes trayendo como consecuencia natural una polarización extrema, a partir de la llamada manipulación. A la par otro riesgo tiene que ver con la privacidad y seguridad de los datos en el caso de que no se implementan medidas adecuadas de protección y seguridad cibernética pues ello alimentaría de información a todos aquellos que quisieran generar perfilamiento de los votantes para conducirlos a procesos manipulativos.

No hay vuelta atrás querido lector. La IA está ya participando y no importa que te llames Claudia, Marcelo, Xóchitl o Santiago pues buena parte del éxito de esas campañas electorales estará en función del adecuado uso de aquella. Sólo nos queda transitar de una mera ciudadanía a una responsable ciudadanía digital que aproveche los beneficios de la IA y exponga y luche en contra de sus riesgos.

*El autor es doctor en Derecho, decano de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana e integrante del Sistema Nacional de Investigadores de México.

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