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Opinión

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Candidato sustituto o Presidente desastroso

Es prácticamente una garantía que, bajo la combinación actual de posibles candidatos a la presidencia de Estados Unidos, el siguiente cuatrienio sería convulso para ese país y para el mundo entero.

Donald Trump no requiere mayor presentación y Joe Biden deja ver claras señales de senectud que anticipan que tendría un segundo mandato errático y eventualmente con un relevo en el mando.

Faltan más de ocho meses para las elecciones en ese país y el populismo ha torcido la mente de millones de estadounidenses que hoy pueden ser capaces de regresar a la presidencia a ese presunto delincuente, en múltiples felonías, que es Donald Trump.

No podemos culpar a esos ciudadanos estadounidenses por dejarse llevar por un discurso hueco y emotivo, cuando acá no estamos lejos de esa realidad.

De ese, el lado republicano, ya está claro que no hay absolutamente nadie que le haga sombra a Donald Trump quien, en cinco días, en el llamado Súper Martes, seguramente arrasará con la mayoría de las elecciones primarias que vienen. 

A pesar de tener múltiples casos abiertos, incluso penales, la justicia poco puede influir para evitar que Donald Trump pueda ser candidato. Vamos, incluso desde la cárcel puede ganar su regreso a La Casa Blanca.

Mientras tanto, del lado demócrata, quien tiene todo el derecho, los resultados y las credenciales para ser aspirante sin disputa alguna para buscar la reelección es el actual presidente Joe Biden.

La nebulosa del populismo aturdidor de Trump le regatea los resultados al actual Presidente, que, la realidad, han sido sobresalientes.

Lo que le estorba mucho al actual mandatario es esa condición tan natural y humana como lo es la pérdida de habilidades que implica una edad avanzada como la del actual Presidente quien tiene 81 años.

Trump no es ningún niño, en tres meses cumple 78 años, pero claramente se aprecia otra vitalidad en él a pesar de su obesidad y claramente sus malos hábitos.

Los tropiezos de Biden van más allá de cualquier campaña de desprestigio, su vida pública cotidiana deja ver errores propios de un hombre de edad avanzada.

El Presidente de Estados Unidos se ha convertido en una presa fácil para ese despiadado rival que tiene enfrente, que se llama Donald Trump.

Si los demócratas no quieren perder las elecciones tendrían que suceder varias cosas. La primera es que Joe Biden muestre fuerzas extraordinarias y no cometa más errores.

La segunda es que acepte la realidad de su edad, se haga a un lado y encuentren un sustituto que tenga el tamaño suficiente para derrotar al impresentable republicano.

La realidad demócrata es que tienen pocas figuras capaces de vencer a Trump.

Kamala Harris ha sido la gran decepción demócrata como vicepresidenta estadounidense y sus calificaciones son muy bajas. Hay otros aspirantes, claramente sectoriales como Pete Buttigieg o Elizabeth Warren, uno blanco millonario, la otra etiquetada como socialista.

Gavin Newsom, gobernador de California, sería un ave de las tempestades.

Y entonces aparece ese otro nombre que ilumina muchas miradas, Michelle Obama. ¿Quién con más carisma y buena prensa como ex primera dama de ese país? Pero con el gran defecto de nunca haber competido por algún puesto de elección popular, presa fácil para el viejo lobo de mar republicano.

Pese a tener casos abiertos, incluso penales, la justicia poco puede influir para evitar que Donald Trump pueda ser candidato. Vamos, incluso desde la cárcel puede ganar su regreso a La Casa Blanca.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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