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Opinión

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Carta abierta

Las vulnerabilidades que presenta la economía mexicana fueron puestas de relieve, recientemente, por la agencia calificadora Fitch...

Al lic. Andrés Manuel López Obrador:

Con todo respeto. Admiré siempre la perseverancia –inmenso tesón– desplegada en su activismo político a partir de que dejó la jefatura del entonces Distrito Federal. Pero las campañas de proselitismo son caras. Sobre todo, si se celebran mítines y giras todas las semanas. Me inquietó, por tanto, la forma de financiamiento a la que se recurrió. Nunca hubo transparencia sobre cómo se pagó ese activismo. Seguramente no la habrá. O como dijo usted, humorísticamente, en algún pasaje de su controvertida trayectoria pública: “¿Quién pompó…?”.

Como economista profesional, me preocupó en particular el resultado paupérrimo obtenido por su gobierno en materia de crecimiento económico. Un raquítico 1% anual, por debajo de todos los presidentes posteriores a la llamada Docena Trágica de Echeverría y López Portillo, otros dos destructores célebres en la historia contemporánea de México. ¿Por qué? En este espacio hemos aventurado una hipótesis: en razón del componente tóxico –tremendamente corrosivo– en su estrategia económica, Pejenomics. Amenazando, ahuyentando y amagando a los proyectos de desarrollo, siendo que más del 85% de la inversión total es privada. ¡Un verdadero disparo en el pie!

Pero lo peor es que la mata del componente tóxico de Pejenomics –socavador de la confianza de los agentes económicos e inhibidor de las inversiones– sigue dando sus frutos (¡sumamente venenosos, por cierto!). En esa categoría de componente muy tóxico se nos aparece el llamado Plan C de reformas legislativas. La intención, como es ampliamente sabido, es esencialmente destructiva. Desmembrar instituciones ya constituidas y amenazar con empeorar todavía más al Poder Judicial con el que contamos en México.

Las vulnerabilidades que presenta en la coyuntura la economía mexicana fueron puestas de relieve, con todas sus letras, en el dictamen reciente que emitió la agencia calificadora Fitch sobre la deuda mexicana. Con respecto a países con igual calificación crediticia, México, como nación, presenta problemas “de gobernanza” en la forma de insuficiencias en cuanto a “respeto al Estado de derecho, calidad institucional y regulatoria”, además de “combate a la corrupción”.   De manera especial hizo referencia la calificadora Fitch al gran peligro que representa hacia el futuro la iniciativa de reforma al Poder Judicial. Una reforma que podría “afectar negativamente el perfil institucional de México”. Por todo lo anterior, señor mandatario, cierro la presente carta con una rogativa. Por amor de Dios y respeto a la posteridad, presidente López Obrador: ¡Suspenda la iniciativa para su Plan C de reformas!

bdonatello@eleconomista.com.mx

Columnista

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