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Cataluña, fatigada de los independentistas
Pedro Sánchez apostó su legislatura por construir una pista de aterrizaje para el independentismo. La noche del domingo la inauguró (su candidato ganó las elecciones autonómicas de Cataluña) y a finales de mayo aterrizará en ella Puigdemont: la amnistía.
Se dice fácil, pero desde 1980 en Cataluña la mayoría de los escaños del Parlamento fue dominado por nacionalistas, soberanistas e independentistas. Las elecciones del domingo las ganó Salvador Illa (PSC) en escaños y en votos. Las fuerzas independentistas obtuvieron 61 escaños, lejos de los 68 (la mayoría).
Desde Madrid, la traducción de los indultos y la amnistía fue errónea por parte del PP y Vox; Feijóo aseguraba que Sánchez estaba alimentado el independentismo. Se equivocó, Sánchez terminó por desmantelar el llamado “procés”, cuya catarsis ocurrió el 1 de octubre de 2017.
Puigdemont ha ganado la batalla a su rival doméstico, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); el presidente de Cataluña Pere Aragonès (perteneciente a ERC) gobernó dejando a un lado su ánimo independentista y se concentró en empujar una agenda de izquierda: su electorado lo castigó. Lo hizo, adicionalmente, porque pasó de una postura radical a una moderada en prácticamente un mes. Vale la pena recordar que fue ERC quien presionó a Puigdemont a evitar la convocatoria de elecciones en 2017 y, en su lugar, dar un paso adelante proclamando la independencia de Cataluña.
El domingo obtuvo 20 escaños (13 menos que en las elecciones de enero de 2021). Pero poco le sirve a Puigdemont esa batalla.
Gana la batalla, pero pierde la guerra.
Puigdemont retomó fuerza con tan solo siete diputados en las Cortes Españolas; de manera marginal se convirtió en clave para darle su apoyo a Pedro Sánchez en la sesión de investidura.
El éxito de Illa no le asegura un día de campo para formar gobierno: el tripartito de izquierdas (PSC+ERC+Comuns) suman los 68 escaños necesarios para obtener la mayoría, pero la misma noche del domingo Pere Aragonès la rechazó al decir que su partido pasará a la oposición.
Otro escenario matemático viable, aunque políticamente poco probable, es un gobierno del PSC+Junts. Illa junto a Puigdemont con el cuchillo en la boca amenazando con reventar el gobierno de Sánchez.
Las nuevas cartas que se repartieron el domingo dan como resultado una Cataluña cargada hacia la derecha. El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), con Salvador Illa al frente, es más moderado. Su mirada estaba en Terragona, donde quería que se construyera el casino Hard Rock. Illa gira a la derecha para corregir el efecto independentista que hizo huir de Cataluña a más de mil empresas.
Ahora, a esperar que pasen las elecciones europeas para ver a Illa en su intento de formar gobierno.