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China y la política industrial del Nearshoring en Norteamérica
El escenario de recuperación económica post-pandemia es complicado, tomando en consideración que previo al inicio de esta catástrofe global, la principal preocupación era la desaceleración económica. ¿Cómo reactivar la senda de crecimiento económico? Se presentaba un escenario crecientemente complejo, donde a la desaceleración económica se le agregó la inflación y la crisis logística que se vieron acrecentadas por la competencia económica de las dos economías más grandes del mundo.
Desde Estados Unidos se planteó un retorno a la política industrial, es decir, un retorno del Estado en la dirección e intervención en la economía, con el objetivo de beneficiar el mercado interno, en contraste con varias décadas de política económica centrada en el libre mercado y la intervención mínima del gobierno. Esto no quiere decir que se hayan eliminado en su totalidad los incentivos y los beneficios fiscales que ofrece el gobierno de Estados Unidos a sectores estratégicos como el de la agricultura, pero si hubo un cambio significativo en la percepción del rol del gobierno en la economía.
Mientras que en Estados Unidos la política industrial vuelve a aparecer en la agenda pública hasta hace poco, la República Popular China ha mantenido firmemente la centralidad del gobierno en la toma de decisiones económicas, aún frente la existencia de un mercado y un sector privado dinámico y creciente. Las diferencias ideológicas entre ambas naciones son claras, pero las tendencias de política pública podrían apuntar a un cambio en el paradigma que marcó la globalización económica a partir del libre mercado como eje principal. Estas diferencias han sido evidentes durante el desarrollo conjunto de Estados Unidos y China, donde los encadenamientos productivos se profundizaron. El alto nivel de interdependencia entre ambos mercados fue la justificación de la administración Trump para adoptar una agenda profundamente anti-China, que derivó en la Guerra Comercial que sigue vigente aún durante la administración Biden.
En Norteamérica, vivimos un proceso de construcción de una agenda de gobernanza conjunta, a través de la articulación de iniciativas conjuntas que podrían apuntalar a la región. La prioridad estratégica está puesta sobre el sector de los semiconductores, dada la importancia para la creación de manufacturas complejas.
Los datos de comercio exterior recientemente publicados por la Secretaría de Economía podrían sustentar un crecimiento relevante de los sectores tecnológicos, donde el sector automotriz destaca por papel protagónico en el comercio exterior de México. ¿Qué hace falta para la construcción de una política industrial para Norteamérica?
Mientras que para México la prioridad está en la atracción de nuevas empresas y nuevos enclaves productivos (nearshoring), la prioridad política y económica para la administración Biden está en la recuperación de las cadenas productivas a territorio estadounidense (reshoring). De frente a elecciones federales en ambos países, la capacidad de atraer inversiones y consolidar la manufactura industrial parecen ser claves para los procesos venideros.
La República Popular China ha impulsado de manera efectiva una agenda de política industrial a nivel nacional y global, a través de la inversión en sectores prioritarios y el desarrollo de infraestructura que provea las bases de integración económica y comercial. Más allá de las disputas geopolíticas, la producción de Norteamérica es dependiente de la relación comercial con China, que, pese a los controles comerciales, sigue siendo proveedor clave de insumos.
Las oportunidades del nearshoring plantean cambios estratégicos sobre la política económica, donde los gobiernos han optado un retorno a la política industrial, sin embargo, todo indica a que la clave para el éxito del nearshoring no radica solo en políticas industriales a nivel nacional, si no a la reconfiguración regional y la definición de la relación con la República Popular China.
*El autor es Asociado del Programa de Jóvenes del COMEXI y miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión sobre Economía, comercio y finanzas internacionales.