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¡Cinépolis, historia de terror!
La cadena de exhibición de cine, Cinépolis, está viviendo una crisis cuyos efectos, si fueran parte de un guión cinematográfico, reunirían los géneros del terror y el suspenso.
De la nada y como a todos los negocios en el planeta, la poderosa empresa mexicana se vio sometida a un intenso estrés tanto para su operación como para sus ingresos.
Un imperceptible pero poderoso virus que brotó en el mundo, provocó de la noche a la mañana que sus miles de salas de cine se convirtieran en teatros fantasma.
En 13 semanas de inasistencia del público, Cinépolis dejó de vender 115 millones de boletos en México y los países en los que opera.
En el territorio nacional la caída en la venta de boletos fue de 70.4 millones.
Y en el extranjero se quedaron sin vender 45.4 millones de boletos.
Cuando apareció el maligno virus, el equipo económico de Cinépolis, que encabeza Alejandro Ramírez, realizó ejercicios prospectivos y proyectó que en el peor de los escenarios, los cines estarían cerrados 10 semanas, pero la realidad fue más cruda.
Hoy están a punto de cumplir 14 semanas sin estar abiertos al público.
A diferencia de países asiáticos, en donde los cines se mantuvieron abiertos, con el protocolo y cuidados necesarios, en México los cines no fueron considerados esenciales.
En los últimos días con el semáforo que ha pasado de rojo a naranja en 16 entidades de la República Mexicana, han comenzado a reabrir las salas de cine.
Lo curioso es que más que el virus en sí mismo, hoy lo que mantiene en suspenso a ésta película de terror es la discrecionalidad y diferencias de criterio de los gobiernos de las distintas entidades del país. Con todo y lo grave de la situación, Cinépolis mantuvo el pago completo a toda su planta laboral, pero ya está en la disyuntiva de tener que “desvincular” a sus empleados en aquellas entidades en las que todavía no les permiten reabrir.
Por lo que, como dicen algunos contenidos audiovisuales, esta historia continuará.
Iberdrola, ¿beneficiaria?
Llamó la atención la virulencia del discurso presidencial en contra de la empresa española Iberdrola.
No es la primera vez. Y tampoco es la primera vez que se lanza con todo en contra de las empresas de energías limpias.
Igual que como lo hizo en su momento en contra de las empresas que construyeron gasoductos.
O como lo ha hecho en contra de las empresas que participaron en las subastas para la exploración y explotación petrolera, a través de las rondas petroleras.
Pero el énfasis en Iberdrola, que por cierto tiene planes de inversión por 6,000 millones de euros, lo hace al ligar a esa compañía con el ex presidente Felipe Calderón.
Esa liga por cierto, parte de una información equivocada, respecto de lo que hacía el ex presidente de México en esa compañía.
Pero más allá de las funciones y la temporalidad en la que Calderón estuvo ligado a Iberdrola, el supuesto beneficio que habría tenido durante ese sexenio la empresa española, tampoco es correcto.
Durante el sexenio calderonista, de acuerdo con información del analista Víctor Ramírez, Iberdrola sólo obtuvo un contrato de 100 megawatts.
Es decir, en ese periodo habría obtenido uno de 63 contratos que se han instalado hasta hoy, o menos de uno de dos de los paneles instalados cada año en México.
Atisbos
JÓVENES.- El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha mantenido bajo perfil y no se ha metido en enredos sobre los cada vez más pesimistas pronósticos de decrecimiento económico de México.
Sin embargo, antier en el podcast, Norte Económico, de Banorte, reconoció que en el mes de abril la economía mexicana caerá 19 por ciento.
Pero lo que más le ha causado satisfacción en estos tiempos de dificultades es el haber hecho posible que los jóvenes de entre 15 y 17 años de edad puedan abrir cuentas bancarias. Tendrán candados y topes para evitar que terceros las quieran mal utilizar. A ver.