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Claudia Sheinbaum: déficit fiscal, el reto
La próxima Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, tendrá que enfrentar un enorme desafío desde el inicio de su gobierno.
Tomará las riendas de la administración pública federal con un enorme déficit de casi el 6 por ciento.
Es un elevado déficit fiscal que se registra en un momento en el que es probable que las tasas de interés globales se mantengan altas por más tiempo del previsto
Estará heredando, del sexenio lopezobradorista, un ejercicio deficitario.
Por su dimensión, preocupa al mercado y a los inversionistas.
El déficit fiscal en México se observa justo cuando se asoma la posibilidad de una recesión en Estados Unidos.
Y cuando comienza a registrarse una tendencia de desaceleración económica en México. En el último año de gobierno el presidente saliente, aumentó considerablemente sus gastos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador termina su gestión con el mayor déficit fiscal en cuatro sexenios.
Pese a haberse mantenido como uno de los gobiernos más prudentes en el manejo de las cuentas fiscales durante la emergencia sanitaria y la post pandemia, el presidente López Obrador terminará gastando más de lo que ingresa.
Y en consecuencia, el gobierno entrante, tendrá que sujetarse a un tremendo ajuste fiscal del 3 por ciento.
La intención es que el nuevo gobierno reduzca en su primer año de ejercicio la mitad del déficit que recibe de su antecesor, del 5.9%.
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ha minimizado la preocupación de los equipos de análisis privados por el alto nivel del déficit.
Ha dicho que el déficit se elevó al 5.9% del PIB porque se destinaron recursos para concluir los grandes proyectos de infraestructura del gobierno actual.
El responsable de las finanzas públicas que también lo será en el siguiente gobierno asegura que tales gastos no serán recurrentes y en consecuencia será posible la reducción del déficit al 3%.
Sin embargo, los analistas en general coinciden en que el ajuste fiscal implica un enorme reto y se preguntan cuál será la fórmula que seguirá el gobierno de Sheimbaum para reducirlo.
Las inquietudes son mayores porque la próxima Presidenta de México ha dicho que no hará una reforma fiscal; que no aumentará ni creará nuevos impuestos.
Si no hay más ingresos fiscales, suponen en consecuencia que aumentará la deuda gubernamental o tendrá que realizar un severo recorte al presupuesto.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) hizo un análisis de las posibilidades que tiene el próximo gobierno para reducir el déficit fiscal y su conclusión es que ese objetivo es altamente incierto.
Señala que la conclusión de las obras emblemáticas del obradorato y una disminución del costo de la deuda solo puede aportar 1.15 del Producto Interno Bruto.
El CIEP advierte que no quedan claros los mecanismos por medio de los cuales el nuevo gobierno conseguirá el objetivo de reducir a la mitad el déficit que heredará.
Los Pre-criterios Generales de Política Económica establecen que en 2025 el déficit fiscal se reducirá a 3%, debido a que este año se habrán concluido las grandes obras de infraestructura como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y la Refinería Olmeca.
Sin embargo, el CIEP considera que el gasto que ya no se ejercerá por la terminación de las obras emblemáticas del presidente Andrés Manuel López Obrador no alcanzará para reducir el déficit fiscal de 5.9% a 3% del PIB. La conclusión de las mega-obras permitirá reducir el déficit fiscal únicamente en 0.5% PIB, revela en su reporte “La consolidación fiscal 2025: retos para el próximo sexenio”.
En el supuesto de que la tasa de referencia disminuyera el próximo año de su nivel actual de 11%, el servicio de la deuda pública puede hacer que el déficit fiscal se contraiga en 0.6% del PIB.
Si se juntan estos dos elementos, el resultado será una reducción del déficit fiscal en 1.1% del PIB, sostiene el CIEP.
El órgano de análisis señala que para lograr el objetivo de reducir a 3% el déficit tendría que considerarse una reforma fiscal integral que permita la ampliación de la base tributaria y mejorar la eficiencia en el gasto, entre otras medidas de equidad social. Debería incluirse la recaudación del Impuesto Sobre la Renta (ISR) entre los trabajadores del sector informal de la economía.
Solo si se disminuye la informalidad en 25%, el gobierno federal podrá aumentar la recaudación en 0.8% del PIB; no obstante, todavía faltarían otras medidas adicionales para reducir el déficit en 1% del PIB y lograr el objetivo de la consolidación de 3%.
Actualmente, 60% del presupuesto federal está asignado a compromisos obligatorios que ya no aceptan más recortes, como son los servicios de salud y educación, de ahí que no se aprecian espacios que permitan liberar recursos.
Veremos qué fórmula aplica la próxima Presidenta de México. De lo que no hay duda es que enfrentará un enorme reto fiscal. Y con ella, todos los mexicanos. Al tiempo.