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Opinión

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Combustóleos Mexicanos

En lo que va del sexenio, la producción de petrolíferos de Pemex ha incrementado en más de 200,000 barriles diarios. Seguimos 600,000 barriles diarios por debajo del ritmo de producción de principios de la década pasada (de poco más de 1.4 millones). Pero el repunte es notable.

Lástima que sea tan abrumadoramente de combustóleo. Mientras que la producción de gasolinas apenas avanzó en 54,000 barriles diarios, la de combustóleo aumentó en 125,000. Con su nuevo total de 275,000 barriles diarios, el combustóleo ya se coronó como el petrolífero más producido por Pemex, opacando a las gasolinas y al diésel.

No es para presumir. El combustóleo, particularmente el de alto de contenido de azufre (HSFO, por sus siglas en inglés), es poco más que un residuo de la refinación. Esto se ve claramente en la relación de precios: un barril de combustóleo –a pesar de haber incurrido en los costos adicionales de pasar por el proceso industrial de refinación– típicamente cuesta menos que un barril de crudo. El viernes pasado, por ejemplo, un barril de crudo WTI costaba 80.51 dólares; un barril de combustóleo IFO380 en Houston (de mejor calidad que la gran mayoría que produce Pemex) costaba seis dólares menos: 74.10. La mezcla mexicana (de crudo) de exportación andaba en 76.64.

De ahí es bastante claro que producir combustóleo implica destruir valor persistentemente. Si Pemex hubiera vendido su MME en vez combustóleo, hubiera recibido más dinero por barril: en el caso específico del viernes pasado, 2.5 dólares. Eso sin contar los costos unitarios del procesamiento. O que, salvo por la coyuntura reciente a partir de variables geopolíticas, el descuento del combustóleo respecto al crudo ha sido mucho más significativo: de hasta 40 dólares, con su promedio entre 15 y 20. Una nueva ola de regulaciones, como las restricciones de la Organización Marítima Internacional que prohíben el uso de combustóleo de alto contenido de azufre en cualquier embarcación que no esté equipada con scrubbers, sugieren que sólo en nichos, en emergencias o por excepciones se podría permitir usar un producto tan contaminante y tan intensivo en carbono.

Claro que la producción de combustóleo en Pemex no es precisamente nueva. A principios de la década pasada, de hecho, el ritmo de producción de hecho era comparable al de ahora. Pero en 2012, al mismo tiempo que se producían 273,000 barriles diarios de combustóleo, también se produjeron 418,000 barriles diarios de gasolinas y unos 300,000 de diésel. Hoy el diésel y la gasolina combinada apenas llega a 410,000. Vaya que han ganado terreno los residuos: de cada tres barriles de petrolíferos que Pemex produce, uno es de combustóleo.

Llevamos cinco años con un gobierno que no ha escatimado en su gasto en el sistema nacional de refinación. Es un gobierno que, como ningún otro, se jacta de pensar en la producción de gasolinas como una prioridad para la soberanía nacional. Pero donde realmente ha sobresalido es en el combustóleo. El resultado más emblemático de la Administración en materia de transformación industrial es que Pemex, hoy, es más una compañía de combustóleo que de gasolinas.

@pzarater

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