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¿Cómo construir un plan para salir de deudas?
La semana pasada hablamos en este espacio sobre las deudas y lo importante que es salir de ellas, porque muchas veces generan un fuerte estrés financiero en la familia y además son la causa principal que impide a la gente construir patrimonio. Al tener parte de nuestro ingreso futuro ya comprometido en pagar algo que compramos hace tiempo, tenemos menos capacidad de ahorro y menos flexibilidad financiera para pensar en otras cosas. Además, muchas veces las deudas son un síntoma de que estamos viviendo una vida por encima de nuestras posibilidades.
Por eso salir de deudas y poner fin a ese círculo vicioso, para convertirlo en virtuoso (darle la vuelta a nuestra situación), resulta una meta tan importante a corto y mediano plazo para muchas personas.
Si nos hemos decidido a hacerlo, como ya mencionamos en las columnas de la semana pasada, lo primero es dejar de usar tarjetas de crédito e incluso de pensar en pedir crédito. Lo menciono porque irónicamente mucha gente piensa que la “solución” para su problema de deudas es pedir un nuevo crédito “para consolidarlas en una”. He visto de primera mano muchas veces cómo el remedio sale peor que la enfermedad, porque muchos caen en el mismo patrón: liquidaron sus tarjetas con ese nuevo crédito, poco a poco las empiezan a utilizar para enfrentar gastos irregulares o para salir del paso y terminan más endeudados que al principio.
Después hay que empezar a tomar, poco a poco, control de nuestro dinero a través de un plan de gastos bien hecho, como describimos el jueves pasado. Teniendo desde luego en mente que la prioridad es salir de deudas, pero también prepararnos para futuros gastos irregulares de tal manera que, cuando se presenten, los podamos pagar de contado (en lugar de incrementar nuestra deuda o dar un paso atrás).
Ahora bien, si tenemos más de un crédito es importante enfocarnos en atacar –liquidar– uno de ellos, obviamente manteniendo al corriente todos los demás. Esto significa: pagar lo mínimo en todos, pero asignar cualquier recurso adicional que podamos, a salir de nuestra deuda más pequeña.
¿Por qué enfocarnos en la más chica y no en la más cara? Es cierto que desde el punto de vista estrictamente financiero esto último sería lo más adecuado, pero no es lo que mejor le funciona a la mayoría de la gente.
Escogemos la más chica para salir de ella lo más rápido posible. Eso nos da una gran motivación para seguir por ese camino. Sentir que estamos ganando es muy importante.
Cuando terminemos con ella, entonces podemos atacar la siguiente en tamaño y así sucesivamente hasta terminar.
Obviamente esta estrategia puede ser adaptada un poco. Si tengo dos tarjetas y en una debo 14,000 pesos y en la otra 15,000 –pero la tasa de interés de esta última es significativamente mayor, dado que el monto es relativamente similar, habrá que irnos por la más cara. Se trata de ser inteligente en aplicar la estrategia.
Desde luego, toda estrategia para salir de deudas implica, como ya dijimos, tener capacidad de hacer al menos los pagos mínimos en todas ellas. No hay soluciones mágicas. Si nos cuesta ya mucho trabajo hacer esto, habrá que considerar vender algunas de nuestras cosas para poder terminar con nuestros créditos más pequeños de inmediato.
Sé que no es agradable, pero a veces es necesario. Es responsable y es también una manera de aprender que las deudas muchas veces en lugar de construir, destruyen patrimonio. En lugar de ayudarnos a crecer, nos quitan. Por el contrario, cuando estamos libres de deudas, tendremos la flexibilidad de usar todo nuestro ingreso disponible para alcanzar lo que realmente es importante para nosotros en la vida.