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Cómo hacen falta coberturas en el agro
El súper peso, que en la semana se fortaleció frente al dólar en un 2.5% al ubicarse en 17.58 pesos/dólar, perjudica al precio que se le paga al productor, ya que los granos se cotizan en dólares
Tras un largo periodo de poco más de dos años en el que vimos los precios de los granos subir o mantenerse elevados y donde los agricultores de nuestro país parecían no necesitar ya de coberturas de precios, hoy queda claro, en plena cosecha de maíz en Sinaloa, trigo en Sonora y que está por empezar la de sorgo de Tamaulipas, que las coberturas de precios que permitían a los agricultores asegurar un precio mínimo de venta de sus cosechas desde que estaban sembrando ya no se utilizan, porque los productores carecen de los apoyos para adquirirlas, y hoy enfrentan un difícil panorama en el que los precios han venido cayendo fuerte y sus costos siguen siendo elevados.
A lo largo de casi tres décadas, el gobierno federal, los gobiernos estatales, la banca de desarrollo, la banca comercial y las corredurías privadas, trabajaron arduamente en capacitar y diseñar esquemas para los agricultores en el uso de herramientas de administración de riesgos, como son las coberturas de precios.
Lo anterior, con el fin de poder enfrentar la competencia de un mundo globalizado y la volatilidad de precios que ello implica, donde los precios de los granos de nuestro país se rigen desde hace muchos años por lo que sucede a nivel mundial y no necesariamente por la oferta y demanda local.
Para ello se contaban con apoyos del gobierno que les cubrían parte del costo de estos instrumentos en lugar de que se establecieran precios de garantía que terminaban resultando en un costo muy superior al apoyo de las coberturas, además de ser incierto en monto, porque el gobierno tenía que cubrir toda la diferencia entre el precio garantizado y lo que se cayeran en el mercado.
Desafortunadamente, el regreso a los precios de garantía, que demostraron desde el principio su ineficacia, el aumento de los precios en el sector agropecuario ocasionados por la reapertura de fronteras tras la pandemia, disrupción de las cadenas productivas, problemas climatológicos que afectaron las cosechas, el conflicto entre Rusia y Ucrania, las fuertes inyecciones de liquidez de bancos centrales a los mercados y fuertes presiones inflacionarias, generaron una sensación de que las coberturas de precios ya no eran necesarias; sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar, y hoy los agricultores del ciclo Otoño-Invierno están enfrentando un panorama demasiado sombrío.
Para empezar, las presiones inflacionarias hicieron que los bancos centrales tuvieran que dar un golpe de timón de 180 grados para pasar de una política monetaria laxa a una muy restrictiva, ocasionando que muchos de los fondos especulativos salieran de los mercados de mercancías, incluidos granos, generando presiones a la baja en sus cotizaciones.
Lo anterior, sin duda generara una desaceleración económica, de qué magnitud, aún no se sabe, pero eso significa menor demanda y por ende menores precios. De hecho, las exportaciones de maíz estadounidense se ubican 25.1% por debajo del año anterior.
A lo anterior habría que agregarle que está por salir una cosecha récord de Brasil, la cual se estima en 130 millones de toneladas versus 116 millones del año anterior, siendo Brasil de los principales competidores de Estados Unidos para exportar a China.
Y para aderezar el tema, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) emitió el viernes pasado su reporte sobre oferta y demanda a mayo, cuya importancia radica en que es el primero para este ciclo 23/24, en el cual confirmó que se producirán 3.7 millones de toneladas más que el año pasado para ubicarla en 387.75 millones de toneladas.
En conclusión, habrá más maíz en el mundo, y la demanda se viene desacelerando.
Para colmo, el súper peso que en la semana se fortaleció frente al dólar en un 2.5% al ubicarse en 17.58 pesos/dólar, perjudica al precio que se le paga al productor, ya que los granos se cotizan en dólares.
Así las cosas, el maíz que cotiza en Chicago a julio ha retrocedido en los últimos seis meses casi 13%, más lo que se ha fortalecido el peso, y a diciembre de este año casi 17 por ciento.
Ante el complicado panorama que enfrentan nuestros productores vale la pena recordar que: “La toma de coberturas es inversamente proporcional a la toma de carreteras”.