Lectura 7:00 min
Cómo preparar a los bancos multilaterales de desarrollo para la lucha climática
Los diferentes desafíos del financiamiento climático requieren diferentes métodos de financiamiento, y cuando se trata de generar resiliencia en el mundo en desarrollo, los bancos multilaterales de desarrollo deben tomar la iniciativa. Pero para ser eficaces, ellos y sus accionistas deben eliminar los grilletes que los han estado frenando.
LONDRES – El mundo enfrenta su mayor amenaza con un brazo atado en la espalda. Si bien los efectos cada vez más devastadores de la crisis climática se están volviendo más evidentes con cada año que pasa, los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) siguen desempeñando solo un papel marginal en la respuesta global. Las reuniones anuales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, del 9 al 15 de octubre, son una oportunidad crucial para cambiar el curso.
Los acontecimientos recientes en Libia, Pakistán y el Cuerno de África confirman una verdad dura y trágica: los desastres climáticos hoy están firmemente entrelazados con el desarrollo. El sistema global de BMD con calificación de riesgo AAA -con el Banco Mundial en el centro- debería estar en el corazón del financiamiento de los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático en el mundo en desarrollo. Sin embargo, no están dando un paso adelante.
El total de préstamos de los BMD ronda los 100,000 millones de dólares por año y, como señala el reciente informe del Grupo de Expertos Independientes sobre los BMD del G20, las transferencias netas de los BMD a los países en desarrollo actualmente están cerca de cero, o inclusive están pasando a ser negativas, una vez que se consideran los pagos de deuda. Comparemos eso con la estimación del Grupo de Expertos Independientes de Alto Nivel sobre Financiamiento Climático de que necesitamos otros 2,4 billones de dólares por año para finanzas climáticas y desarrollo.
Hacen falta más iniciativas para desbloquear el flujo de capital privado para proyectos verdes en los países en desarrollo. Con ese objetivo, la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial en París este verano introdujo una propuesta para una garantía de tipo de cambio parcial para proteger a los inversores, a un costo menor, de las pérdidas asociadas con fluctuaciones de tipo de cambio volátiles en los países en desarrollo. Este es un avance crítico. Pero muchas categorías de inversión climática -como por ejemplo infraestructura resiliente (como defensas más fuertes contra el nivel del mar y las inundaciones) y sistemas de salud y educación resilientes al clima- no generan suficientes ingresos como para atraer a los actores del sector privado.
Un financiamiento climático diferente necesita métodos de financiamiento diferentes, razón por la cual la Iniciativa Bridgetown de la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, defiende el abordaje del financiamiento climático como un sistema global holístico. Cuando se trata de generar resiliencia en los países en desarrollo, los BMD deben tomar la delantera.
Ya conocemos la escala de la brecha del financiamiento para la adaptación al cambio climático. En su informe muy discutido de noviembre de 2022, el Grupo de Expertos Independientes de Alto Nivel sobre Financiamiento Climático -liderado por Vera Songwe, Nicholas Stern y Amar Bhattacharya- estimó que hacen falta otros 200,000 millones de dólares de gasto anual de los BMD para proteger la vida y supervivencia como consecuencia del cambio climático en todo el mundo en desarrollo.
También sabemos cómo achicar esta brecha con un capital adicional mínimo de los gobiernos. Primero, en una extrapolación de un análisis reciente publicado por la Fundación Rockefeller, los BMD podrían estar prestando 75,000 millones de dólares más por año con sus capital y calificación crediticia existentes si aplican las recomendaciones recientes de la Revisión Independiente del G20 de los Marcos de Suficiencia de Capital de los BMD. Las medidas clave incluyen aumentar la cantidad que los BMD pueden prestar con el capital existente manteniendo, al mismo tiempo, la calidad crediticia; extraer más valor del capital exigible (una garantía de accionistas subutilizada que ya está en los libros de todos los BMD), y estandarizar la manera en que las agencias de calificación crediticia y los BMD tratan al capital.
Segundo, los BMD podrían impulsar el préstamo anual en otros 25,000 millones de dólares si los accionistas extendieran las garantías para eliminar el riesgo de una cartera de préstamos de los BMD relacionados con el clima. En la práctica, esas garantías requieren pocos dólares, porque la probabilidad de que toda la cartera de un prestador con calificación de riesgo AAA se hunda es baja. Y los BMD ya ranquean más alto que cualquier otro en cuanto a recuperar préstamos en problemas. El impacto presupuestario para los accionistas es nominal.
No hay mejor manera de apalancar un dólar. La Comisión de Educación, presidida por el exprimer ministro británico Gordon Brown, uno de los primeros en proponer las garantías, sostiene que hace falta sólo un dólar de respaldo para cubrir una cartera de crédito de 27 dólares. Y, el mes pasado, en la Cumbre del G20 en Nueva Delhi, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, propuso una estrategia similar (aunque más modesta).
Finalmente, se podrían movilizar otros 100,000 millones de dólares de préstamos anuales si los accionistas de los BMD entregaran apenas 10,000 millones de dólares más por año durante los próximos diez años, como propuso recientemente el Grupo de Expertos Independientes sobre los BMD del G20, presidido por N.K. Singh y Lawrence H. Summers. Suponiendo que la representación de los accionistas sea más o menos similar a la que existe en el Banco Mundial, las contribuciones anuales en todo el sistema de BMD representarían aproximadamente 400 millones de dólares cada uno en el caso de Gran bretaña y de Francia, 450 millones de dólares de Alemania, 600 millones de dólares de China y 1,600 millones de dólares de Estados Unidos.
Para poner estos números en perspectiva, consideremos que Estados Unidos gastó 113,000 millones de dólares (muy justificadamente) en respaldar a Ucrania en 2022. Eso es casi 100 veces más de lo que haría falta para contribuir a ayudar a transformar el financiamiento climático y el desarrollo. De la misma manera, Gran Bretaña y Canadá también gastaron un múltiple alto de sus potenciales aportes de los BMD en ayuda militar.
Ahora que las delegaciones van camino al encuentro del Banco Mundial en Marrakech, ya sabemos lo que es necesario hacer. No debería hacer falta otro verano sin precedentes de calor, inundaciones, sequías y muertes relacionadas con el clima para sacarnos de nuestra complacencia e inacción. Pero sólo los principales accionistas de los BMD pueden ayudar a los países en desarrollo a llevar a cabo sus ambiciones, aumentando el crédito anual los 200,000 millones de dólares que hacen falta.
Arquímedes alguna vez dijo: “denme una palanca lo suficientemente larga y moveré el mundo”. El sistema de BMD con calificación de riesgo AAA y su condición de acreedor preferente es esa palanca. No tiene sentido no usarla.
Los autores
Avinash D. Persaud
Enviado climático especial de la primera ministra de Barbados.
Mia Amor Mottleya
Es miembro del Grupo de Expertos Independientes de Alto Nivel sobre Financiamiento Climático.
ChrisHumphrey
Investigador sénior en ODI, fue miembro del Panel Independiente sobre Marcos de Suficiencia de Capital de los BMD del G20.
Copyright: Project Syndicate, 1995 - 2023