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¿Cómo proteger tu patrimonio? Parte 1 de 2
No es un secreto que los mexicanos tenemos una cultura de previsión muy escasa. Muchas personas piensan que la tarjeta de crédito es “para emergencias” y no tienen ningún tipo de fondo para imprevistos. Menos de 5% de los negocios y hogares está protegido con un seguro adecuado. Muchos padres no tienen un testamento y un tutor nombrado para sus hijos, entre otras cosas.
Pero además, la verdad es que también hay pocas personas que hacen uso de prácticas básicas de seguridad de su información en línea. Estoy hablando de cosas tan simples como el uso de contraseñas seguras, únicas y distintas en cada sitio web y evitar dar click a enlaces que llegan por mensaje o correo electrónico.
¿Te has puesto a pensar qué tan vulnerable eres? Hay muchas historias tristes de personas a las que se le ha venido todo su mundo abajo. ¿Qué pasaría si te empiezan a llamar cobradores para exigir el pago de deudas que tú no has contraído? ¿O si tu dinero desapareciera de tu cuenta sin dejar rastro? ¿Qué pasaría con tu familia si tienes un accidente y nunca más vuelves a casa? ¿O si de la noche a la mañana un incendio destruye tu casa?
Todas estas cosas suceden y son más frecuentes de lo que crees. Muchas de las personas afectadas seguramente pensaron igual que tú: “a mí no me va a pasar”. Una de las frases más dañinas de nuestro lenguaje y cultura.
La protección del patrimonio es sin duda uno de los pilares fundamentales de las finanzas personales, pero también es el más descuidado. Conlleva dos aspectos que conviven y se complementan: la prevención, que ayuda a disminuir los riesgos (pero no los evita completamente) y los mecanismos de protección, que nos ayudan a lidiar con las consecuencias financieras en caso de que un evento desafortunado suceda.
¿Qué es importante proteger?
Antes siquiera de empezar a hablar de protección, tenemos que tener muy claro qué es en realidad importante para nosotros y cuáles son nuestras prioridades. ¿Nuestra salud? ¿La seguridad de nuestra familia? ¿Nuestra privacidad? ¿El patrimonio que estamos forjando y que nos permitirán lograr algunos de nuestros objetivos de vida?
Luego tenemos que pensar qué pasaría si algún evento, por remoto que sea, afecta a eso que es tan importante para nosotros y que queremos proteger. Antes ya hicimos algunas de esas preguntas, pero hay muchas más: ¿Qué pasaría si mi hijo se enferma y me lo tengo que llevar en la madrugada al hospital? ¿Cómo cambiaría la vida de mi familia si de la noche a la mañana pierdo mi empleo o peor aún, mi capacidad de generar ingresos en el futuro?
Sé que esto puede parecer muy abstracto, pero de eso se trata la administración de riesgos:
- Identificar los riesgos
- Clasificarlos según su severidad y probabilidad de ocurrencia
- Disminuir la probabilidad de ocurrencia, y en algunos casos su potencial impacto, a través de mecanismos de prevención y control de riesgos.
- Dado que los riesgos nunca se pueden eliminar completamente, tenemos que tomar una decisión sobre aquellos que conservan su potencial de dañar severamente todo lo que estamos construyendo. ¿Cómo los vamos a manejar? ¿Se pueden transferir a una aseguradora? ¿Requiere algún otro instrumento, como un testamento o un fideicomiso?
Se trata, en todo caso, de tomar decisiones conscientes, a través de un proceso de decisión estructurado y claro.
El papel de la prevención
Como ya mencionamos, prevenir es tomar medidas que nos ayuden a disminuir la probabilidad de que las cosas sucedan. Pero no las evitan por completo.
Pensemos por ejemplo en nuestra salud: podemos llevar una vida activa, hacer ejercicio, una dieta sana y saludable, evitar el consumo de sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco, dormir bien, etc. Todo esto nos ayuda mucho pero no evita por completo la posibilidad de sufrir una enfermedad crónica como el cáncer, entre muchas otras.
Si eso llegara a suceder, a pesar de todo lo que hemos hecho para vivir mejor, las consecuencias financieras podrían ser desastrosas. En ese caso, contar con un buen seguro de gastos médicos mayores podría hacer toda la diferencia.
En otras palabras, la prevención nos ayuda muchísimo, pero no elimina los riesgos por completo. Protegernos es esencial. De esto hablaremos en la siguiente entrega.
La protección del patrimonio es sin duda uno de los pilares fundamentales de las finanzas personales, pero también es el más descuidado. Conlleva dos aspectos que conviven y se complementan: la prevención, que ayuda a disminuir los riesgos (pero no los evita completamente) y los mecanismos de protección.