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¿Cómo sí?
El país vive momentos políticos cada vez más complejos. La ecuación de qué andamiaje electoral vamos a tener en el 2024 está en el aire. La reforma constitucional no cuajó. Y mientras el “plan b” está en pausa, el proceso de renovación de consejeros electorales ya empezó.
Para que la administración 2024-2030 tenga una base sólida con la cual arrancar, y aspirar a tasas de crecimiento económico de 4%, requiere de cinco cosas: una victoria legal y legítima en las urnas, finanzas públicas en orden, el Banco de México autónomo e independiente, el T-MEC funcionando, y solucionar el enorme reto de la inseguridad.
Precisamente la primera de estas condiciones está hoy en juego, y desafortunadamente se vive en un clima de cancelación y confrontación cada vez más fuerte entre Morena y sus aliados, por un lado, versus PRI-PAN-PRD-MC, en el otro.
Y en este clima de confrontación, se viven también las descalificaciones a medios y periodistas, que generan el clima para que sucedan atentados cobardes como el que sufrió Ciro Gómez Leyva el pasado jueves, y que México tenga el patético récord del país más inseguro del mundo para ejercer el periodismo.
Lamentablemente, la polarización como estrategia política parece funcionar: en estas semanas según el #AMLOTrackingpoll del El Economista-Mitofsky, los encuestados de acuerdo con el aumentaron (alcanzaron 61.4%) y aquellos en desacuerdo disminuyeron (36.6%). Lo anterior es reflejo de que el hartazgo con los gobiernos neoliberales del PRI y el PAN y con la “mafia en el poder” sigue ahí, a flor de piel, en amplios sectores de la sociedad mexicana. Y peor aún, los causantes de ese hartazgo han sido incapaces de entenderlo, reconocer sus errores, asumir su responsabilidad y enmendar el rumbo.
Hoy lo más urgente es que nuestros políticos eviten la tentación de trasladar la polarización y confrontación al proceso de selección de consejeros del INE. Y son precisamente los aspirantes a la candidatura de Morena a la presidencia de la República quienes mayor atención deben poner a que este proceso sea imparcial, legítimo, conforme a Derecho y que privilegien en él la sensatez y la madurez política.
Hoy parece que estas últimas dos cualidades no existen en ninguno de los bandos. Para muestra un botón: la CNDH nombró, sin tomar en cuenta a su Consejo Consultivo y con toda opacidad, a las dos personas que le corresponde dentro del Comité Técnico de Evaluación para elegir a los futuros consejeros INE. Fue tal el agandalle que los consejeros emitieron un comunicado reclamando que se enteraron de lo sucedido por los medios de comunicación. Ayer 20 de diciembre, el INAI nombró por unanimidad a los dos miembros que le corresponden de dicho comité. Ya son cuatro de los siete que lo conformarán.
Quedan por designar en el comité los tres integrantes que le corresponden a la Jucopo de la Cámara de Diputados. Sería una señal fundamental para nuestra democracia que se dé un proceso de diálogo y construcción de consensos en esta instancia para que las tres personas que se seleccionen sean resultado del acuerdo de todas las partes. Sobran opciones de mexicanas y mexicanos autónomos, independientes, honestos y serios, que puedan ser aceptables para todos. Desde ahí comienza la construcción de la confianza y legitimidad que la elección presidencial del 2024 requiere.