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Opinión

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Cuáles son los efectos negativos de largo plazo de la polarización política

El fanatismo es una sobrecompensación de la duda”.

Robertson Davies, escritor y periodista canadiense.

De manera cíclica, las sociedades se enfrentan a procesos de polarización. De acuerdo con el artículo “La polarización política en España: ¿desafío u oportunidad para la democracia?”, de Mikel Barreda, la polarización se refiere “al grado de división y fractura que hay en una sociedad entre individuos o grupos por motivos políticos de ingresos religiosos, territoriales… sobre la base de criterios ideológicos”.

La polarización implica entonces que se generalizan visiones fundamentalistas contrapuestas, basadas en visiones ideológicas y no en datos o información corroborable y verificable por terceros, que típicamente contraponen visiones de lo que es deseable y de lo que es indeseable, absolutamente confrontadas.

Hoy, este fenómeno se aprecia incluso en sociedades tradicionalmente abiertas a la diversidad y a la discusión, al igual que en sociedades con más tendencia a gobiernos monolíticos y dominantes. Pero más allá de la caracterización, la polarización genera serios riesgos para el futuro de las sociedades.

Uno muy importante, se refiere al hecho de que, bajo esta visión, el proceso político se rige en visiones maximalistas, en donde la competencia política se reduce a “todo o nada”; se busca obtener todo y toda costa, todos los triunfos e impedir que el que es considerado adversario, tenga alguno.

Esto se aprecia frecuentemente, por ejemplo, en las “discusiones” en redes sociales, en las que las personas festejan triunfos de la fracción a la que se creen pertenecientes, como si fueran el resultado de un encuentro deportivo en los que su equipo ganó a su rival acérrimo, encontrando expresiones casi de placer en el avasallamiento del adversario. 

Entonces, las fracciones políticas buscan crear condiciones para asegurar su continua victoria en todos y cada uno de los procesos, en los que perciben confrontación con un adversario y, sus seguidores justifican cualquier camino o vía (legítima o no), para para triunfar sobre el rival.

Un segundo aspecto importante es que, tanto a nivel biológico, como económico y social, la diversidad (en este caso de opiniones) propicia una amplitud de “material”, de visiones y propuestas y, en lo político, la discusión con visiones diversas de los fenómenos, de problemas y de aspectos del futuro posible, incorporan un sinnúmero de alternativas y, en esa discusión se enriquece la capacidad de generación de propuestas con resultados óptimos y se establecen consensos que concilian distintos intereses con visiones posibles de solución.

Los procesos de polarización conducen por el contrario al establecimiento de visiones únicas que muy rara vez en la historia, han mostrado ser efectivas para atender problemas complejos, sin generar procesos que subordinan la atención de los temas a la concentración de poder.

Otra condición que genera efectos de largo plazo está referida al hecho de que las visiones adversariales tienden a generar efectos emocionales de largo plazo. La historia muestra que, después de procesos polarizados, la confrontación genera una animadversión que perdura. Y ello implica, que, aun disminuyendo la fuente de la polarización, la capacidad de generación de acuerdos se ve mermada en el futuro.

Finalmente, los procesos de polarización, por su propia naturaleza, tienen enfoques ideológicos y visiones reduccionistas. No sólo no se apoyan en datos ni información verificable, sino que tienden a demeritar la validez de éstos para evitar un cuestionamiento que descarrile los fundamentos de la posición ideológica.

Ello también ejerce un efecto de largo plazo, porque la experiencia muestra que se invalida la relevancia de los datos, se invalida la relevancia del análisis metódico y científico; se trata de atribuir, en ocasiones con una pequeña dosis de verdad, un enfoque ideológico a la ciencia. 

Pero la principal validez de la ciencia no es que sea utilizada para soportar una visión ideológica, es su validez está en el mecanismo científico de validación, discusión y verificación de la información.

Estos fenómenos los vemos más visibles, en quienes en el entorno de polarización tiene elementos para detentar el poder, pero de ninguna manera son ajenos a quienes desde el otro extremo discuten ideológicamente como adversarios. Porque entornos polarizados, los más estridentes, los más radicales y los más dogmáticos son quienes más participan en la discusión.

raul@martinezsolares.com.mx

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El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo.

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