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Opinión

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Cuando cada peso y cada gota cuentan

En medio del azote de pasar de una sequía desesperante a inundaciones arrasadoras, nuestra nueva realidad, se agradece la noticia de que la próxima administración priorizará recursos para la gestión del agua. Sin embargo, cuando se anunció que habrá una gran obra por estado, rápidamente empezaron a desenterrarse proyectos descartados hace décadas por sus altos costos económicos, ambientales y sociales: Paso Ancho, Temazcaltepec, presa Las Cruces, un segundo acueducto para Hermosillo, entre otros.

Confiamos en que la reaparición de estos proyectos “zombis” haya sido una falsa alarma. Seguramente esta administración no adelantará proyectos de este tipo sin respetar los ejes de la seguridad hídrica, siendo: la planeación colaborativa de cuencas, el uso óptimo del agua, la transición a fuentes sustentables, y en todo caso, una evaluación pública del costo-beneficio de las alternativas propuestas y consultas con las comunidades afectadas.

En primer lugar, necesitamos ver más allá que los tubos y consensar planes para la buena gestión del agua en el territorio. Durante los cientos de foros y reuniones organizados por la ciudadanía y luego por la LXIV Legislatura para consensar la Iniciativa de Ley General de Aguas, quedó claro que en cada región del país, los habitantes saben qué hay que hacer y en dónde. 

Han mapeado los bosques que hay que proteger en cuenca alta para la retención y lenta liberación de las lluvias torrenciales. Tienen propuestas para eliminar los contaminantes en fuente--agroquímicos, descargas industriales y lixiviados municipales—sabiendo que nuestras cuencas son los vasos de los cuales tomaremos nuestra agua. Han identificado las zonas en cuenca baja en donde se podrá almacenar aguas pluviales y tratadas, para su futuro aprovechamiento. Tienen propuestas para corregir el sobreconcesionamiento de nuestras aguas nacionales, empezando con grandes concesiones irregulares y las que representan acaparamiento o despojo. 

Como se vio en el Simposio Internacional “Hacia un nuevo modelo de gestión del agua” realizada por el Gobierno del Estado de México la semana pasada, las “ciudades esponja” están protegiendo y revitalizando las zonas de riesgo de inundaciones en China; el reciclaje de aguas tratadas sostiene la dinámica ciudad de Singapur; y los humedales están logrando el tratamiento terciario de aguas residuales en Grecia y el Medio Oriente.

Al lograr un proceso colaborativo para restaurar nuestras cuencas, la manera más costo efectiva de obtener más agua para las ciudades es con la prevención de fugas. Según el INEGI, solo el 40% del agua que entra a las redes municipales llega a ser contabilizada; el otro 60% se pierde a fugas o a tomas ilícitas. En la Ciudad de México, por ejemplo, se fuga el 42% de su agua al drenaje, agua que fue sobreextraída de los acuíferos o importada desde Michoacan y el Estado de México. 

El Ing. Antonio Capella y el Dr. Ramón Domínguez, inminencias del Instituto de Ingeniería de la UNAM, proponen que SACMEX recupere 3300 litros por segundo adicionales este sexenio a través de la prevención y reparación de fugas. Demuestran que se podrá garantizar agua para todos los hogares todos los días, aplicando 1.2 mil millones anuales del presupuesto del SACMEX. En el proceso, insisten, será importante reemplazar el tandeo con el manejo de presiones, dado que los golpes de presión reducen la vida útil de la tubería en un 90%. Los integrantes de la Contraloría del Agua se están capacitando para apoyar y monitorear el proceso.

En tercer lugar, urge reemplazar las fuentes no sustentables con la gestión de ciclos del agua en las propias cuencas. Los proyectos de regeneración se basan en el almacenamiento, pulimiento y naturalización de aguas pluviales y tratadas. Una gran parte del post-tratamiento es realizado por humedales diseñados para remocionar hasta los contaminantes emergentes como son los farmacéuticos y microplásticos. De ahí, las aguas se naturalizan bajo el sol y el viento en reservorios, para finalmente ser potabilizadas.

Este proceso permite reusar cada volumen de agua cinco veces, para así reducir la demanda del agua de uso público urbano en un 80%, dado que para cada ciclo de reuso solo se requiere suplementar con un 20% el volumen perdido en el proceso. Este 20% podrá surtirse a través de aguas pluviales almacenadas.

Los proyectos de regeneración, al ser modulares, son fácilmente adaptables a la disponibilidad de recursos públicos. Comparado con los trasvases, se cortan tiempos, se bajan costos y de inmediato se empieza a disfrutar de sus múltiples ventajas sociales y ambientales. Estos reservorios de agua, disfrutables y a la mano, representan la base de la seguridad hídrica a futuro.

A continuación, se presenta una tabla que evalúa las opciones actualmente bajo discusión para el área metropolitana de la Cuenca de México. Las estimaciones suponen que la próxima administración mantendrá la acertada política del financiamiento público al contado; si no, se tendría que triplicar o cuadruplicar los montos estimados.

Se notará que sin duda la prevención de fugas es la inversión más efectiva de todas. Sin esta política, el costo de todas las demás alternativas tendría que aumentarse en un 40% para compensar por los volúmenes que se perdería a fugas. 

En cuanto a obras para nuevas fuentes, se notará que el costo-beneficio de los proyectos de regeneración (Lago Zumpango, Macroplantas, Lago Tláhuac-Xico) es sumamente superior al de los trasvases (Valle de Mezquital, Necaxa, Temascaltepec).

En el siglo pasado, con energía barata y una abundancia de agua, tal vez tuvimos el lujo de gastar en obras faraónicas de utilidad limitada. Pero ahora que dependemos de aguas fósiles casi imposibles de potabilizar y trasvases vulnerables e incosteables, cada peso y cada gota cuentan.

Nota: Las estimaciones de costos de construcción están basadas en los proyectos conceptuales o ejecutivos disponibles. Se estimó el costo de operación por m3 para los trasvases con base en los $9.06/m3 que la Conagua ha cobrado por el aprovechamiento de esta infraestructura federal (aproximadamente 4 mil millones al año, para 14 m3/s), sabiendo que 3 mil millones de este monto ($6.8/m3) cubre el costo de bombeo para vencer una contrapendiente de 1100 metros, dado que los trasvases propuestos implican desniveles y retos para la potabilización similares. Para los proyectos de regeneración, se estimó el costo de potabilización en la planta de Presa Madín, $2.9/m3, reconociendo que se logrará una mayor calidad debido a la ausencia de lixiviados que han afectado a esta potabilizadora. A todos los proyectos se incluyeron $6/m3 para cubrir costo del tratamiento, siendo un costo inevitable aún para los proyectos que no lo contemplan como parte de un ciclo de reuso.

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