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De la polarización al acuerdo
El mundo entero está viviendo uno de sus más grandes retos, la humanidad se ha vuelto vulnerable y vemos como a diario se pierden miles de vidas y al mismo tiempo todas las economías de la mayoría de los países se contraen.
Debemos poner a la persona como el centro de todo esfuerzo que realicemos como parte de una economía que debe reencontrar su camino.
No debemos bajar la guardia, la ruta correcta es el diálogo en donde todas las partes como son el gobierno, los partidos políticos, las instituciones, las organizaciones, la academia, la sociedad civil y las empresas tenemos que seguir buscando llegar al bien común.
En la polarización nadie gana, todos perdemos.
Y pierden más los que menos tienen. Ahí están los datos.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) estima un incremento de la pobreza extrema por ingresos entre 6.1 y 10.7 millones de personas para 2020, mientras que para la pobreza laboral se prevé un aumento de 37.3 a 45.8% en los primeros dos trimestres del 2020.
Por otra parte, tan sólo entre marzo y junio se perdieron más de un millón de empleos formales.
La gravedad de la situación requiere altura de miras. Hay que dar un paso al frente, tendernos las manos y encontrar soluciones. Privilegiar el poder de los acuerdos frente a la fuerza destructiva de las diferencias.
El camino es la concordia y la unidad en lo esencial. No es sencillo, se requiere una buena dosis de humildad en todas las partes para mirar hacia adelante y construir las mejores soluciones.
En 1995 gobierno, empresarios y organizaciones obreras, en medio de una profunda crisis económica así lo hicieron. El resultado, un frutífero diálogo que dio paso a la Nueva Cultura Laboral, a la salida de la recesión y, especialmente, marcó el paso a una transición política en la que se creyó en la diversidad de opiniones y en la democracia participativa.
Con ese mismo espíritu colaborativo se logró construir en los últimos años una ruta para mejorar las condiciones del salario mínimo.
Más recientemente, se gestó una propuesta de largo aliento que coloca los primeros cimientos para un retiro más digno para quienes han puesto su esfuerzo productivo a lo largo de su vida.
Mientras más nos dilatemos en encontrar ese lugar común para enfrentar la crisis, los costos de la recuperación serán más profundos. Alargaremos el sufrimiento y el dolor de aquellos mexicanos que se han quedado sin una fuente de ingresos.
Convencidos estamos de que, sentados en la misma mesa, es posible el consenso y el diálogo social responsable entre las empresas, los trabajadores y el Gobierno que permitirá enfrentar juntos la grave situación que vivimos.
El reto es ver hacia adelante para salvar el mayor número de vidas, mantener la economía a flote a pesar de la contingencia, preservar los empleos, generar un verdadero aliento a la inversión y salvaguardar el ingreso de las familias.
Construyamos ese gran Acuerdo Nacional para la Recuperación Económica más allá de cualquier interés económico o político. No podemos acostumbrarnos a la polarización y el desencuentro.
Dejemos de lado los intereses personales, hagamos a un lado nuestros egos y que no se trate de ver quién tenga la culpa, sino en encontrar el mejor camino para salir avante de esta situación.
Establezcamos un diálogo, sumemos esfuerzos, voluntad y humildad.
Es por el bien de México.
Jesús Padilla Zenteno es Presidente de la Federación Centro de Coparmex.