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Opinión

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Destilería San Patricio, propuesta turística en el Edomex

Por ahí de los siete años, Luis Cuevas escuchó en un capítulo de Scooby-Do el sonido de una gaita y quedó encantado, tanto que en su momento pidió ir a estudiar inglés en Irlanda. Su deseo se cumplió durante un verano.

En su hogar, el gusto por la cultura del whisky terminó por detonar en su cabeza la idea de hacer algo en torno a ello, a San Patricio (santo patrono irlandés) y al Batallón de San Patricio (que en 1847 participó en el enfrentamiento entre México y Estados Unidos y que fue integrado en su mayoría por hombres nacidos en Irlanda que desertaron y en abril del mismo año oficializaron su ingreso en la defensa mexicana).

Él estudió Comunicación. Luego de un exitoso paso por la revista Contenido apostó a crear su medio y fue pionero en el periodismo digital turístico con Travel Times, junto con su amigo Rafael Sánchez.

En su andar profesional ha vivido un sinfín de experiencias turísticas dentro y fuera de México, mismas que permitieron diseñar una propia en donde el centro estuviera su pasión por la cultura celta bajo estrictos controles de calidad.

Tras el lamentable paso de la pandemia del Covid-19 tuvo una plática con César Ramírez, gaitero con diplomado de apreciación de whisky en Escocia, que estaba sin empleo. Ambos pensaron en desarrollar algo juntos. La experiencia aportada por el padre de Luis terminó de redondear la idea original: comercializar una marca de la bebida.

Al paso de los meses el proyecto creció y tuvieron oportunidad de adquirir un viejo edificio en Tlalmanalco, Estado de México. Ahí se instaló la Destilería San Patricio, la cual fue inaugurada este mes en una grata reunión de amigos.

A sus clientes ofrecen la garantía de que en los procesos se utiliza agua de las filtraciones del Volcán Iztaccíhuatl, malta de primera calidad y equipos artesanales para elaborar sus destilados de excelencia.

Con base en sus saberes, Luis Cueva, director de la destilería, creó finalmente The Distillery Experience, que incluye: transportación con chofer y guía ida y vuelta desde la Ciudad de México (con un tiempo aproximado de 50 minutos), cóctel de bienvenida con música de gaita en vivo, introducción a la historia y tradición irlandesa, visita a las instalaciones y explicación de procesos de producción, una cata, comida, música folk y bailarines. También hay venta de productos y souvenirs.

En principio, las actividades serán los sábados. El primer grupo de turistas está programado para llegar el seis de abril y ya hay reservas para fechas posteriores.

Los sueños se materializan con trabajo, mucho trabajo. Buen viaje para los participantes en este proyecto, el cual viene a aportar un nuevo producto turístico responsable y de calidad al Estado de México.

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Por cierto: VivaAerobus subió a la cerveza Rrëy a sus aviones. Este viernes la aerolínea de bajo costo anunció en Facebook que incluyó a la icónica bebida artesanal de Monterrey en su menú a bordo. Gran alianza, sin duda, para estos días de cálido y santo esparcimiento. Ambas marcas aseguran que han puesto en el aire el sabor más regio que hará sentir como “en la carnita asada”. El mensaje es claro: La cheve del norte vuela en VivaAerobus. ¡Salud!

alejandro.delarosa@eleconomista.mx

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