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Digitalización de servicios financieros: el reto para los bancos
Gracias a las reformas regulatorias y a las lecciones aprendidas después de la crisis financiera del 2007-2008, los bancos sortearon mucho mejor la crisis económica causada por la pandemia del Covid-19. En México, después de dos años del inicio de la pandemia, y a pesar de una disminución en el otorgamiento de crédito, todos los indicadores financieros de la banca se mantienen sólidos y por encima de lo que marca la regulación y las utilidades netas siguen cuesta arriba.
Sin embargo, con el surgimiento de nuevas tecnologías, productos y modelos de negocios, la banca tradicional enfrenta el gran reto de continuar siendo el principal proveedor de servicios financieros. La competencia de instituciones no bancarias y de nuevas instituciones tecnológicas ya se venía gestando desde hace más de una década y se aceleró significativamente cuando el Covid-19 nos forzó a aumentar las transacciones en línea y a buscar servicios más rápidos y eficientes.
Por otra parte, el incremento del uso de medios digitales, el trabajo a distancia y sistemas complejos e interdependientes, muchas veces suministrados por diversos proveedores, en el sector financiero creó nuevas vulnerabilidades listas para ser explotadas por organizaciones criminales. En los últimos meses, los intentos de ataques cibernéticos y los fraudes virtuales se han incrementado considerablemente a nivel mundial.
Los bancos tendrán que adaptarse para seguir siendo rentables en un mundo donde los competidores tienen ventajas considerables. Las Instituciones de Tecnología Financiera o Fintech, con sus operaciones ágiles y eficientes pueden responder con velocidad a cambios en las preferencias de los usuarios y a ofrecer una variedad de servicios, como sistemas de pagos y créditos, a costos significativamente menores que los de los bancos tradicionales.
Asimismo, los gigantes tecnológicos como Amazon, Apple y Google están muy activos en el suministro de servicios financieros. Estas compañías, con una base de consumidores muy amplia, tecnologías de punta por naturaleza y recursos económicos vastos, tienen todo para convertirse en dominantes absolutos.
No obstante, los bancos deben reconocer que no es suficiente concentrar recursos en la innovación y digitalización para ser más competitivos, también deben invertir en la ciberseguridad y el desarrollo de sistemas necesarios para poder garantizar que los recursos y datos de sus usuarios estén seguros. El daño reputacional de ataques cibernéticos, seguridad de datos vulnerada y fraudes virtuales generalizados podría ser irreversible.
Es importante notar que una función crucial de los bancos, y tal vez la más importante, es la de canalizar ahorros hacia los sectores productivos de la economía a través de créditos. Esto lo hacen de manera eficiente debido a su poder de procesar información para determinar la capacidad de pago de los acreditados y establecer procesos de monitoreo. Los gigantes tecnológicos y las fintechs tienen sus bases en tecnologías de punta y pueden superar el manejo de información que hacen los bancos. Esto, aunado a soluciones de servicios como el financiamiento colectivo, reduce la ventaja competitiva de los bancos.
También, los bancos han controlado por mucho tiempo las formas de dinero y pagos digitales. Esto se debe principalmente por la protección regulatoria de los depósitos con que se fondean y su acceso exclusivo al sistema de pagos del banco central. La aparición de monederos digitales, tarjetas virtuales y otras formas de mantener saldos con proveedores de servicios representan un desafío a esta función, anteriormente exclusiva, del sector bancario.
La sustentabilidad de los bancos tradicionales en el largo plazo dependerá de su capacidad de adaptación, del entendimiento y desempeño del papel que tienen en la economía y de la confianza y preferencia que generen en los usuarios.
Twitter: @LuciaBuenrostr0