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Dólares excedentes y autonomía de Banxico
Se registra un encontronazo entre el partido mayoritario en el Senado y el Banco de México.
Aunque públicamente hay diálogo entre las partes, no hay tal en los hechos. La instalación de la mesa de trabajo fue sólo eso; pero no hay diálogo. Pareciera que hablan en lenguas totalmente distintas.
La manzana de la discordia es la iniciativa de Ricardo Monreal para que Banxico integre los dólares excedentes que circulan en la economía nacional, a las reservas internacionales.
El banco central ha advertido que si se aprueba la iniciativa tal y como la propone el partido en el poder, esa institución podría incurrir en lavado de dinero.
Monreal asegura que es necesario y ayudaría mucho a los trabajadores migratorios que se apruebe la iniciativa que propone.
Como ingresa hasta ahora, el flujo de divisas estadunidenses en México es por dos vías fundamentales: la electrónica y el efectivo.
El gobernador de Banxico, Alejandro Díaz de León, con cifras y datos le da la dimensión al tema.
De los 39,000 millones de dólares de las remesas que llegaron a México el año pasado (2019), el 99% fue por transferencia electrónica. Sólo el 1% de esa cantidad, llegó en efectivo.
El presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, Alejandro Armenta, desestima la cifra y argumenta que tanto él como Monreal, nacidos en entidades con poblaciones migratorias muy altas, saben que la cifra de dólares en efectivo que traen los compatriotas a México en las fechas más emblemáticas es multimillonaria y muy superior a la estadística del banco central.
Ni Monreal ni Armenta explican en qué o cómo beneficiaría a los trabajadores migratorios la absorción de los dólares excedentes por parte de Banxico.
Armenta señala las altas comisiones que cobran los intermediarios (incluso confunde a las casas de cambio con casas de bolsa) y con generalidades asevera que atender el problema es hacer justicia a millones de mexicanos.
Para el presidente de la Asociación Mexicana de Bancos, Luis Niño de Rivera, la solución al problema radica en la homogeneización de la regulación en México y Estados Unidos.
Debe procurarse el diálogo entre las partes: las autoridades financieras mexicanas con las autoridades financieras estadunidenses y los bancos mexicanos con los bancos estadunidenses, con el propósito de lograr una regulación que permita un mercado único y que la confianza prevalezca en ambos lados de la frontera, dice.
La diferencia en las regulaciones y las condiciones que ha impuesto EU a los corresponsales bancarios mexicanos ha derivado en que en la última década esta figura ha decrecido notablemente.
El dirigente gremial acota también la dimensión del flujo de dólares en efectivo en México.
De los 40,000 millones de dólares que recibirá México este año, la mayoría llega por la vía electrónica.
Y lo que se compra-vende en ventanillas bancarias asciende a alrededor de 7,000 millones de dólares.
A lo largo del año se tienen que regresar a Estados Unidos, entre 5,500 y 5,800 millones de dólares.
La demanda en México es de entre 1,200 y 1,300 millones de dólares, que solicitan los mexicanos para viajar, ahorrar o especular.
Esas son las posiciones. Se anunció públicamente un diálogo, que no se realiza en los hechos. Mientras, la iniciativa de ley avanza de manera independiente.
Ojalá que no se convierta en diálogo de sordos y se perjudique la autonomía de Banxico.