Lectura 3:00 min
Donald Trump ya gobierna con tema migratorio
El combo por valor de 118,000 millones de dólares resultó ser una trampa política para el presidente Joe Biden.
¿Cómo es posible meter en el mismo paquete dos proyectos que desde el ángulo de las políticas de seguridad y exterior resultan ser mutuamente excluyentes? Una ley migratoria y la entrega de ayuda a Ucrania.
El derrotado es el presidente Joe Biden porque el partido de Trump lo llevó a un callejón sin salida.
El presidente de Estados Unidos propuso una de las leyes más duras contra la inmigración, desde el Acta Patriota de George W. Bush en 2001, para tratar de competir contra Trump quien es un especialista en la construcción de agendas antimigrantes, pero ni así obtuvo la aprobación.
El basamento de la propuesta bipartidista se sostenía por dos premisas: el presidente Biden deseaba ayudar a Ucrania y los republicanos querían ver endurecida la política migratoria de Estados Unidos. Es decir, para los demócratas la guerra prima sobre la migración y para los trumpistas, las medidas contra los “invasores malosos” son las importantes.
El senador republicano James Lankford interpretó el papel de tonto-útil ya que estuvo convencido de que los ingredientes del combo eran los correctos. El miércoles, solo cuatro republicanos votaron a favor del proyecto: una broma.
Hay un rasgo llamativo entre las diferentes capas políticas estadounidenses que se niegan a reconocer: el Partido Republicano ha dejado de existir. En realidad, es el Partido Trump.
El problema para los demócratas es seguir actuando bajo la lógica de un sistema político bipartidista ubicado en el centro. Desde enero de 2017 el presidente Trump decidió refundar el antiguo Partido Republicano convirtiéndolo en un partido de ultraderecha antiinmigrante que apela a una guerra cultural.
Por otra parte, el programa Quédate en México terminó por convertirse en alfombra roja para el partido de Trump: enviar a México a inmigrantes como si fueran cajas de refrescos.
En efecto: incomprensible y absurdo, el obsequio de Ebrard a Trump.
El símbolo que representó tal humillación lo selló el propio AMLO viajando a Washington para agradecerle a Trump su buen trato hacia los mexicanos.
Ayer, AMLO criticó a los republicanos por no haber aprobado el proyecto del presidente Biden. Incomprensible. La propuesta de ley asimilaba el programa Quédate en México como política pública estadounidense. Tal parece que los asesores de política exterior del presidente mexicano no leyeron las más de 300 páginas del combo.
De haberlo hecho, le tuvieron que haber alertado la bomba que el Congreso pudo haber aprobado.
Mientras tanto y desde Texas, el “Ejército de Dios” bendecía la comunión entre gobernadores trumpistas y conspiradores.
@faustopretelin