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Donde la vida vale 3 mil pesos
Las sirenas se oían a más de un kilómetro de distancia, todavía seguían llegando patrullas, ambulancias y todo tipo de personal del apoyo. Los vehículos oficiales ocupaban al menos tres cuadras, ni en el sismo del 2017 se vieron tantos cuerpos de rescate en el mismo punto. Los miembros de la Guardia Nacional se movían armados a paso de trote de un lado a otro. Los paramédicos corrían con las camillas, mientras los tres helicópteros de la Secretaría de Seguridad Ciudadana esperaban para trasladar a las personas heridas. A un costado, la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum coordinaba, mientras poco a poco el ejército iba cerrando el cerco. Cientos de personas observaban sin sana distancia y siendo apartados cada vez más por los policías tiene tenían el resto de la estructura pudiera caer.
Platico con un vecino de la zona, por minutos no venía en el vagón que cayó. Conoce la historia de la Línea 12, su pomposa inauguración, el posterior cierre, las diferencias entre los trenes y las vías, las fisuras después del sismo. Me da la entrevista desde Insurgentes, su lugar de trabajo. A donde ahora tarda más tiempo en llegar. “La gente que trabaja aquí, no vive aquí.” Señala, trabajan en los lugares más seguros de la ciudad pero regresan a sus casas en donde viven olvidados. En donde por 3 mil pesos encuentras un sicario. Sus casas siguen contando los estragos del sismo. A los delincuentes los conocen todos, menos la policía. Ahora otra vez, la tragedia pega ahí, en donde todo se siente más fuerte.