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Economía, dos visiones
De la economía mexicana, hay dos perspectivas.
Una es la del gobierno que todo lo ve bien.
Y la otra es la de los fríos números, que dejan claro que la economía va mal.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a pesar de los datos oficiales que reflejan decrecimiento en el tercer trimestre del año en curso, mantiene una perspectiva optimista.
El presidente de México sostiene su pronóstico de crecimiento del 6% (previamente aseguraba que sería de 6.5%) para el cierre de este año 2021, el año siguiente de la gran recesión, cuando la economía cayó 8 por ciento.
La perspectiva presidencial es más un deseo.
La otra perspectiva refleja mejor la realidad. Es la que se basa en la estadística, en los números.
Es la perspectiva de las cifras oficiales del más importante órgano de estadística del país, el Inegi.
¿Qué revelan las estadísticas? Revelan que la economía registra un decrecimiento.
El mes de septiembre cerró un trimestre de decrecimiento.
De acuerdo con las cifras publicadas por el Inegi, la economía mexicana se contrajo 0.4% en el tercer trimestre del 2021.
Una caída mayor a la estimada, en las cifras oportunas, de 0.2 por ciento.
En el mes de septiembre se registró una contracción de la actividad económica de 0.4% mensual y se observó una tasa positiva de 1.3% anual.
Se observaron caídas en todos los sectores de la economía: 1.4% en actividades primarias y secundarias; y, 0.3% en las terciarias.
En consecuencia, el trimestre cerró con decrecimiento.
Es la primera disminución del crecimiento en un trimestre, luego de 4 trimestres consecutivos de recuperación, luego de la contracción económica que provocaron la pandemia y la falta de decisiones gubernamentales de apoyo al sector productivo.
Para todo el trimestre, las actividades de servicios cayeron 0.9%, mientras que la industria y las actividades primarias crecieron moderadamente con tasas de 0.3% y 1.3 por ciento.
En su comparación anual, el crecimiento de la economía se desaceleró a 4.7% en el tercer trimestre del año. Para el periodo enero-septiembre, fue de 6.4 por ciento.
Las cifras ajustadas del Inegi dan cuenta de cómo ha perdido fuerza el rebote económico, no sólo por la falta de políticas locales para impulsar la economía, sino por los severos efectos que han impactado al sector exportador nacional como la falta de microchips o la falta de contenedores que interrumpió los flujos comerciales en el mundo.
Todavía falta ver cómo se comporta la economía en el último trimestre del año.
La expectativa es que se registre una mayor recuperación en virtud de la disminución de las restricciones por el Covid-19, que afectaron el trimestre pasado y la posibilidad de que las exportaciones recuperen fuerza hacia el cierre de año.
Sin embargo, la mayoría de los analistas, hasta ahora, vienen revisando a la baja sus pronósticos de crecimiento para el cierre del año a una tasa inferior al 6 por ciento.
Con todo y que los datos estadísticos muestran que la recuperación ha comenzado a desinflarse, el presidente López Obrador insiste en ver una recuperación en forma de V.
Sin embargo, los analistas, con los datos recientes de Inegi del Indicador Global de la Actividad Económica para julio y la balanza comercial para agosto observan estancamiento económico por al menos cinco meses.
Aun cumpliéndose el pronóstico presidencial de una tasa de crecimiento del PIB del 6% al cierre del 2021, nadie podría hacer sonar las campanas porque apenas se estaría recuperando una parte de lo que cayó la economía en el 2020.
Los pronósticos para el 2022 cada vez son menos halagüeños y es probable que al final del sexenio la tasa de crecimiento alta y sostenida, que prometió el actual gobierno, siga siendo una asignatura pendiente.
Incluso podría darse el caso de que la tasa de crecimiento de la actual administración sea menor que la mediocre tasa de crecimiento que lograron los gobiernos neoliberales de 2.5% en promedio de los últimos años. Al tiempo.