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Economía mexicana, ¿viene una tormenta?
La tormenta económica que se avecina en el mundo está generando la posibilidad de que México, enfrente una severa crisis económica.
Por ahora, todo apunta a que la crisis que viene, no será en este año.
La mayoría de los análisis anticipa que el capítulo negro en la economía nacional podría ocurrir a mediados del próximo año.
Hay muchas nubes negras, que se están reuniendo, tanto en el plano externo como interno, que pueden derivar en una tormenta económica para la que México no está preparado.
A la elevada inflación y una probable recesión, habría que agregar la potencial descomposición del vehículo generador de estabilidad económica, desde hace 28 años: el acuerdo comercial México, Estados Unidos y Canadá, antes TLCAN y ahora T-MEC.
Es una pieza que en los últimos días ha tomado relevancia en el complicado terreno económico nacional, a partir de la solicitud de consultas técnicas, por parte de EU y Canadá, en torno a las políticas en materia de energía del gobierno mexicano.
La preocupación se ha elevado frente a la reacción del Presidente Andrés Manuel López Obrador que respondió con una canción de Chico Che y sus posteriores desplantes nacionalistas.
Las consecuencias de un enfrentamiento de México con sus dos principales socios comerciales, serían inconmensurables en términos económicos. En el plano interno, las consistentes y crecientes faltas al Estado de Derecho por parte del gobierno mexicano, están mermando la credibilidad y confianza de los inversionistas.
El empecinamiento por inaugurar las obras insignia se ha convertido en un desconocimiento y violación constante del marco legal.
Y todo ocurre justo cuando el fantasma de la recesión ronda el planeta. La creciente inflación mundial y el fracaso que se ha tenido hasta ahora en su control, los conflictos geopolíticos y la reconfiguración internacional de las cadenas productivas y de suministro son parte de la avenida que conducirá a la economía mundial a una zona turbulenta.
El director para América Latina, de Moody´s Analytics, Alfredo Coutiño, anticipa que dada la creciente probabilidad de una recesión global en los próximos 12 meses, México enfrentará una prolongada inflación y una recesión con duración de tres trimestres a partir del 2023.
En su diagnóstico advierte una combinación de eventos desfavorables: persistencia de choques de oferta en la economía global, altos precios de las materias primas, y debilitamiento de la demanda interna ante la necesidad de una mayor restricción monetaria para abatir la alta inflación.
El escenario que prevé Coutiño es desalentador. El PIB se contraerá 1.7% en 2023, luego de crecer 1.8% en 2022. Eso es lo que pronostica Moody´s.
Por otra parte, resulta paradójico que a unos días o semanas de que las principales calificadoras mantuvieron el grado de inversión a México, ya se está pronosticando un escenario tan negativo.
Aunque en realidad no debería haber tanta sorpresa si se considera que las propias calificadoras de riesgo crediticio, advirtieron que México podría ser sujeto de una degradación crediticia si cambiaban dramáticamente las circunstancias.
El apoyo a Pemex y a CFE, y el uso de los “guardaditos” han reducido al mínimo el margen de maniobra en las finanzas públicas, a pesar de que la campaña de fiscalización ha rendido recaudación extraordinaria.
Falta por ver cómo se resuelven los diferendos que están planteando EU y Canadá con México, pero si se mantiene el discurso nacionalista y no se aceptan los planteamientos de nuestros socios comerciales, las agencias calificadoras podrían tener elementos para cambiar su calificación en torno a la capacidad de pago de México.
Vale la pena advertir que en la disputa con EU y Canadá, está el interés del gobierno mexicano por “fortalecer” a Pemex y la CFE, no sólo con apoyo financiero sino con el cambio de las reglas del juego que venían concediendo apertura creciente a las inversiones foráneas.
Nadie desea que le vaya mal a México. Ojalá que no se cumplan los pesimistas escenarios que anticipan una crisis.
Pero más vale alertar sobre lo que puede ocurrir, de no cambiar el rumbo. Utilizar cualquiera de los temas con los que el gobierno apela al nacionalismo, puede ser muy provechoso en términos político electorales.
Pero sin duda, pueden ser muy perniciosos en materia económica. Ojalá que no.