Lectura 4:00 min
Economía y democracia
En el último tramo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, están en juego la economía y la democracia en México.
Por lo que toca a la economía, hasta ahora continúa observándose con un perfil ambivalente.
Por una parte, se registra fortaleza macroeconómica, reconocida por las agencias calificadoras internacionales.
Y por el otro, se observa un débil crecimiento económico, con nubarrones recesivos inminentes y un gasto concentrado en las obras insignia y costosos programas sociales, que generan notables preocupaciones por la herencia que dejará al siguiente gobierno.
En lo que corresponde a la democracia, el panorama es desalentador con una reforma electoral promovida desde el propio gobierno.
De ser aprobada por el Congreso, podría representar la muerte del sistema democrático como se le conoce hasta hoy día, después de muchos años que tuvieron que transcurrir para tener la forma que hoy tiene.
En ninguno de los dos casos, la perspectiva es positiva. Por el contrario, es más bien desalentadora.
Si se cumplen, los pronósticos a la baja de la tasa de crecimiento para éste y el próximo año, de los economistas de las instituciones financieras que son consultados periódicamente, podría hacerse realidad que éste sea un sexenio perdido en crecimiento económico.
Por otra parte, todo apunta a que el gobierno lopezobradorista impulsará con toda su fuerza la reforma electoral, lo que provocará un enorme salto hacia el pasado.
El destino de la economía y la democracia en México están profundamente ligados.
El actual, es gobierno, precisamente en virtud del sistema democrático nacional que ha permitido la alternancia. Ganó, indudablemente, por una aplastante mayoría.
Sus promesas convencieron a millones de mexicanos. Fue la democracia la que permitió que la esperanza de esos millones de mexicanos llevara al poder al actual mandatario.
Millones creyeron que el nuevo gobierno haría crecer la economía mexicana y reduciría las desigualdades sociales.
Sin embargo, a pesar del enorme capital político, no se animó a realizar una reforma fiscal de gran calado, para lograr el propósito de una mayor y mejor distribución de la riqueza.
Como los gobiernos anteriores, de otros partidos políticos, optó por un camino distinto. Y los resultados son los mismos: el crecimiento económico sigue siendo una asignatura pendiente y la desigualdad social, también.
Hacia el final del sexenio, todas las baterías gubernamentales están enfocadas en lograr su reforma electoral que propone la desaparición del órgano electoral ciudadano y el control de los procesos electorales por parte del gobierno. Tal y como ocurría hace muchos años en México.
En el contexto, México y Estados Unidos están en un ring doble. Por un lado México y Canadá demandan a EU por la interpretación que hace éste último país de las reglas de origen en el sector automotriz.
El gobierno demócrata de Joe Biden, optó por defender la posición en esta materia de su antecesor, el republicano Donald Trump. Es una decisión política interna que viola al T-MEC.
Y por otro lado, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá solicitaron consultas a México por su política energética. Consideran que discrimina a las inversiones de esos dos países y favorece a las empresas mexicanas: Pemex y CFE. Es una decisión política, que viola al T-MEC y que hasta ahora sigue manteniendo el gobierno mexicano.
En los dos temas, subyacen en EU y México, razones políticas.Y en el contexto internacional, en la confrontación de EU contra China y la disrupción de las cadenas productivas que provocaron la pandemia y la guerra comercial, se abre una enorme oportunidad para México con la relocalización (nearshoring) de empresas.
De acuerdo con el banco de inversión, Morgan Stanley, para que México pueda aprovechar el nearshoring estadunidenses en la cadena de suministro y sacarlas de China, tendría que dar seguridad a las inversiones, fortalecer el Estado de Derecho, dotar de confiabilidad a la infraestructura y apuntalar su capital humano.
Todo ello, en el horizonte de las elecciones del 2024 en México.
Veremos si en el ocaso de la administración, se logra dar un viraje que dinamice el crecimiento económico. Y, veremos, si en lugar de socavarla, se fortalece a la democracia y al Estado de Derecho. No parece probable, pero la esperanza muere al último.