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Educación vs economía… de quién
México es el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) donde se espera que los jóvenes de entre 15 y 29 años pasen más tiempo trabajando que estudiando, y los recientes datos del Inegi, al mando de Julio Santaella, así lo demostraron: se elevó el trabajo a doble dígito, pero el de jóvenes de 15 años. Según datos de ese instituto, para el ciclo escolar 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones, es decir, el 60.6% de la población de tres a 29 años.
Por motivos asociados a la Covid-19 o por falta de dinero no se inscribieron 5.2 millones de personas en este mismo rango.
Y la salida de matrícula de escuelas particulares fue de 243 mil alumnos. Dicen los especialistas que el porcentaje de mexicanos que terminan el bachillerato era del 67% antes de la pandemia. El efecto en este trance será brutal, aunque no se conocerá del todo hasta dentro de 10 años, cuando los niños y jóvenes de hoy se enfrenten en el mundo laboral a la brecha salarial, industrial y de oportunidades.
Por ahora la matrícula cayó más del 40% a escala nacional, más en privadas que en públicas.
¿Entonces el regreso a esquemas híbridos es por la existencia de escuelas, tanto privadas como públicas? Porque México tiene uno de los menores niveles educativos, y ello se traduce en falta de competitividad.
De ahí la pregunta si no es necesario evolucionar en el ámbito educativo. Dicen los maestros que se requieren niños más independientes y autoeducativos, además de una mejor educación, con una evolución a un esquema híbrido que no se parezca a las aulas llenas de niños.
Que de verdad se conforme una matrícula y un esquema que en esta y futuras pandemias, no sólo permitan la reacción de profesores, colegios, escuelas, sino de las autoridades, para evitar decaer en nivel educativo, como sucede en estos momentos.
De nada sirve el esquema híbrido en un mundo de niños, con profesores vía zoom sin atender las necesidades básicas en los diferentes niveles educativos, como hoy se hace en muchas escuelas públicas e incluso en gran parte de colegios privados. Porque el resultado seguirá siendo una educación decadente con 10 de promedio en boletas.
La pregunta es si la Secretaría de Educación Pública, al mando de Delfina Gómez Álvarez, está a la altura de las necesidades y podrá aplicar las reformas que requiere la educación. En matrícula, nivel de alumnos por salón y forma de enseñanza.
O no pasará nada. Lo primero es reactivar la economía de escuelas y colegios a costa de la decadencia en la enseñanza. Sálvese quien pueda, y si no, háganle como más del 40% de la población: trabajen y dejen de estudiar.
El gran “pero” sigue siendo la pandemia, las olas que llegan son muy altas, y todo indica que el Gobierno Federal, los estatales y alcaldías, como Poncio Pilatos, se lavarán las manos.
¿Era mucho esperar a fines de año, cuando de verdad la población estuviera vacunada al 70 u 80% con dos dosis? ¿La decisión estuvo basada en la economía inmediata, de escuelas, como país? Porque me queda claro que se vislumbra poco en la economía de la futura fuerza laboral.