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El 15% del portafolio de Pemex que pagaría toda su deuda
Es difícil identificar aprendizajes incontrovertibles para Pemex bajo la Administración del Presidente López Obrador. Pero creo que este es uno: darle a la petrolera 1.59 billones de pesos dosificados a lo largo de un sexenio, vía aportaciones de capital y apoyos fiscales, no reduce su deuda.
Los datos son claros. En 2018, Pemex tenía una deuda neta de casi 106 mil millones de dólares. Hoy, después de recibir esos apoyos por el gobierno, sigue debiendo 106 mil millones de dólares.
Lo que sí ha cambiado, muy para mal, es su perfil de vencimientos. En 2018, los pasivos de corto plazo de Pemex eran de 22,800 millones de dólares. Al cierre de 2023, ya andaban en 66,259 millones. Eso de dosificar el apoyo, por billonario que termine siendo, no va a seguir siendo opción para el próximo titular de la Secretaría de Hacienda. Al gradualismo ya se le acabó el tiempo.
Hasta aquí el cuadro, que se presta para el catastrofismo, es bastante conocido. A primera vista, no hay mucho que pueda hacerse desde Pemex para salvar a Pemex. Que sus pasivos excedan por tanto sus activos implica que, si liquidara todo lo que tiene a valor de libros, de todos modos dejaría al contribuyente mexicano debiendo más de 90 mil millones de dólares.
Afortunadamente, lo que vale poco en el balance de Pemex, bajo su estado actual de descuido y subinversión, puede valer mucho más bajo parámetros competitivos de la industria petrolera. Bajo esta lógica, hasta los campos petroleros más marginales de Pemex podrían ofrecer una solución casi total a su situación financiera. En un análisis reciente, Pablo Medina de Welligence estima que los derechos de exploración y producción del 15 por ciento menos valioso del portafolio de Pemex atraerían, por lo menos, unos 17 mil millones dólares en el mercado. Es una valuación conservadora, que asume que Pemex reciba un poco menos de 7 dólares por barril de reserva 2P en los campos. En la región, activos similares han llegado a adquirirse hasta en 14 dólares por barril.
En cualquier caso los 17 mil millones serían apenas el enganche, al cierre de la transacción. La inversión y atención dedicada por parte de los nuevos compradores incrementaría significativamente tanto la producción como el factor de recuperación de los campos, acercándolos a parámetros competitivos del resto del mundo. Eso a su vez generaría regalías e impuestos incrementales. Welligence estima que, en manos de una petrolera competente, el 15 por ciento de lo que hoy no es más que “la cola del portafolio de Pemex” tiene el potencial de generar 147 mil millones de dólares adicionales en valor presente neto para el Estado mexicano.
Esta cálculo, que deja el 85 por ciento más valioso del portafolio de Pemex intacto, no supone un pago inmediato. Pero, apoyado en el balance del gobierno mexicano, la Secretaría de Hacienda podría estructurar algún vehículo que permita traer una buena parte de estos recursos a valor presente e inyectárselo a Pemex. Si lo logra, habría cancelado la deuda financiera total de Pemex. De hecho, se quedaría cerca de cubrir el total de pasivos. Tendría un balance fuerte para invertir y transformarse de nuevo en una empresa modelo, capaz de atender las necesidades de una nueva generación. Ahora sí estaría rescatada.
Claro que, por más que se esté pudriendo y desperdiciando, el portafolio de Pemex sigue teniendo para algunos un aura de sagrado. Quien le tenga miedo a la crítica política jamás va a poder vender ni el peor campo de Pemex. Pero la alternativa es mucho más escandalosa. ¿De verdad alguien prefiere que los 164 mil millones de dólares salgan de los bolsillos de los contribuyentes? ¿O de descuentos a los programas sociales?
@pzarater