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Opinión

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El Frente y Morena

Estamos en tiempo de definiciones y tanto Morena como el Frente Amplio intentan escoger una candidatura presidencial sin que el fantasma de la ruptura se haga presente. Para Morena el dilema radica en cómo evitar que la disputa de Ebrard y Sheinbaum se convierta en el detonador de una estructura política cuyo eje de contención se ubica en la figura del presidente.

En el otro caso, el Frente aglutina a tres partidos cuyas ambiciones siguen siendo un obstáculo para la conformación de una candidatura que sobrepase las limitaciones propias de sus respectivas burocracias, y se perfile como una alternativa ciudadana de masas que pueda competir contra el aparato de Estado bien aceitado con dinero y liderazgos locales durante los últimos cinco años.

En el caso de Morena la aplanadora en manos de Claudia no permite pensar en la posibilidad de que la competencia entre ella y Marcelo culmine con un acuerdo de unidad, donde el perdedor se someta al mando del ganador y con ello se evite la ruptura. La distancia entre ambos finalistas está marcada por sus diferencias personales, y en mayor medida por proyectos de país sustancialmente distintos.

Mientras Sheinbaum representa la continuidad de AMLO no sólo en  términos de su lealtad al caudillo, sino a partir de un compromiso expreso de llevar adelante el proyecto político – económico de la 4T de la misma forma como hasta ahora, Ebrard busca la aprobación de AMLO pero bajo el entendido que se trata de un modelo de  continuidad con los rasgos, métodos y objetivos propios de alguien que en el fondo no comparte la visión estatista de su líder.

En el Frente la disputa final está entre una candidata como Xóchitl, que a pesar de su cercanía panista impulsa más la opción ciudadana, y un aparato priista que ha demostrado capacidad de movilización e impulso a la alternativa Beatriz Paredes, lo que a su vez generó un choque entre ambas figuras que pudo ser contenido para evitar la posible escisión entre fuerzas que hoy siguen convencidas que fuera del Frente no hay ni vida partidaria, ni posibilidad de competir en el 2024.

Así, en Morena el desafío radica en que el proceso de selección, y finamente de decisión en manos de AMLO no implosione el partido y lo convierta en un mar de intereses y ambiciones descontroladas, lo que modificaría la ecuación Gobierno – oposición, y abriría el paso a una elección basada en la fragmentación del poder y en una lucha sin cuartel entre tres o más contendientes.

Para el Frente no hay mañana. O consiguen una candidatura de unidad, o terminarán inmersos en ese mar de políticos suicidas dispuestos a todo con tal de seguir en el presupuesto y dejando al país a la deriva.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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