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Opinión

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El año del combustóleo

En el 2021, el consumo de combustóleo de la CFE creció 36%, seis veces más rápido que la generación neta de electricidad de toda la compañía. Sólo el diésel, un combustible comparablemente caro y contaminante, le ganó en términos porcentuales: su tasa de crecimiento de 47.6% es aún más escandalosa.

Pero, en números absolutos, no hay comparación. Los 43,000 terajoules (TJ) ganados por el combustóleo en marketshare de energía primaria para CFE durante el 2021 son prácticamente el doble que lo que ganaron, juntos, el gas (el combustible más importante para la CFE), el diésel, el uranio y el vapor geotérmico. Extrañamente, porque al presidente le gusta decir que bajo su gestión las hidroeléctricas de CFE turbinan más, el volumen total de “agua turbinada” en realidad bajó durante 2021.

Por más que la CFE quiera minimizarlo, todo esto ya se nota en sus resultados macro. En el 2021, el combustóleo fue su segundo combustible más usado, sólo por detrás del gas. El 13.8% de los megawatts-hora (MWh) de la CFE se generaron quemando combustóleo en termoeléctricas de “vapor convencional”. Esto le da el tercer lugar por tecnología de generación, sólo por detrás del gas (de nuevo) y las hidroeléctricas.

Claro que hay que reconocer que, durante 2021, la misma CFE redujo estrepitosamente su uso de carbón –otro de los combustibles caros y contaminantes que habría que evitar. Pasó de 134,000 TJ a poco menos de 50 TJ. Pero, aun así, no hay nada que presumir en el perfil general de emisiones de la empresa estatal. Noé Cruz, de El Universal, reportó la semana pasada que las emisiones de carbono de la CFE por MWh generado incrementaron en 5.9 por ciento. Ya considerando el incremento de 5.1% en su generación bruta de electricidad, representa un aumento total en las emisiones (del segmento de generación de la CFE) de más de 11 por ciento. Es difícil encontrar a botepronto algún factor que pueda haber contribuido a este efecto negativo más que el combustóleo.

También hay que reconocer que el 2021 fue un año atípico para el sector eléctrico mexicano. Una parte del crecimiento en el uso del combustóleo se explica por la crisis de gas texano en febrero. En respuesta a la escasez, algunas termoeléctricas sustituyeron a las plantas de gas. Como resultado, respecto al mismo periodo en el 2020, en el primer trimestre de 2021 la CFE usó 19,000 TJ adicionales de combustóleo. Pero eso no es todo. En el segundo trimestre, cuando la crisis ya estaba superada, la CFE decidió incrementar su uso de combustóleo aún más, agregando 23,000 TJ adicionales de combustóleo (también respecto al mismo periodo del año pasado).

El mayor crecimiento en el uso del combustóleo se registró en CFE Generación II, enfocada en el centro-occidente de México. Ahí, la CFE reconoce que “la falta de suministro de carbón” en la termoeléctrica de Petacalco “limitó su oferta a generación con combustóleo”. El efecto es más marcado en el segundo trimestre. Para CFE Generación VI, enfocada en el sureste mexicano, el combustóleo también se volvió mucho más importante, particularmente en el tercer trimestre del 2021. Aunque esta subsidiaria no ofrece una explicación directa, también reconoce muchas indisponibilidades en su plantilla de generación, patentemente vieja. Es claro que el crecimiento en su generación hidroeléctrica, por más que el gobierno lo presuma, no fue suficiente para evitar el del combustóleo. 

El año del combustóleo, entonces, le debe más a los achaques y preferencias de CFE que a la helada texana. Eso, desafortunadamente para los mexicanos, le da chance de repetir en el 2022. Muchas veces más hacia adelante, en la medida en que la CFE siga arrebatando espacios a la competencia y desplazando a las renovables. Aquí hay un fuerte candidato al combustible de la década.

@pzarater

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