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Opinión

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El clamor de las urnas… el rugido de los mercados

¿Qué valor darle a lo que está pasando en los mercados? ¿Qué peso tienen, para las decisiones que afectan o pueden afectar a la economía, los millones de votos que dieron una amplia mayoría a Morena y sus aliados?

No está claro que los mercados hayan vuelto a la calma. Llevamos unos días obsesionados con el tipo de cambio del peso, que pasó de 16.60 hace un mes a 18.39 ayer por la noche. Los factores que detonaron el nerviosismo siguen ahí: la incertidumbre por los cambios que vienen en el Poder Judicial y la inquietud por lo que pueden ser las siguientes iniciativas que promoverá la mayoría abrumadora de Morena y aliados. 

Cómo hablar de mercados en calma cuando en la subasta de valores gubernamentales de ayer, el gobierno mexicano tuvo que pagar una tasa de 10.16% por su emisión a 30 años. Este “premio” a los inversionistas es 0.51% más alto que el que se pagó en la subasta previa, el 7 de mayo. Es la mayor tasa para ese bono mexicano en dos décadas. Para comparar, el Bono de Estados Unidos a 30 años, está pagando 4.4 por ciento. 

Son días cargados de información y ruido. Un buen ejemplo de ello son las listas apócrifas del gabinete de Claudia Sheinbaum. He visto no menos de una docena de esas listas. En cada una de ellas, está la oportunidad de especular quién está tomando las decisiones: AMLO o Claudia Sheinbaum. Con menos pasión, quizá, se presenta la ocasión de ponderar cómo será el balance entre técnicos y políticos. 

El terremoto político del 2 de junio y sus réplicas siguen teniendo preeminencia en el escenario, pero el hilo de la información económica no ha dejado de trabajar. Seguiremos hablando del tipo de cambio del peso, pero debemos empezar a mirar con atención el mercado de valores gubernamentales. La política está generando incertidumbre económica y eso tiene costos. El gobierno mexicano está siendo obligado a pagar una tasa de interés más onerosa. Un premio más alto que la que ofreció en cualquier momento de la crisis que empezó en 2008 (entonces fue 9.78%).

Gerardo Esquivel, uno de los mejores economistas de México y cercano a la 4T, ha escrito esta semana un par de excelentes artículos sobre el tema. El primero, publicado en El País, se pregunta si se aprendieron las lecciones de la cancelación del aeropuerto de Texcoco en 2018. Hubo una depreciación de 8% del tipo de cambio entre octubre y noviembre de ese año. “El tipo de cambio no es el único ni el mejor indicador de los costos posibles”, explica Esquivel. Las agencias calificadoras HR, S&P y Fitch modificaron de Estable a Negativa la perspectiva de la deuda. En 2019, Fitch rebajó la calificación de la deuda. Todo esto le costó a México miles de millones de pesos en costos de financiamiento. 

El segundo artículo de Gerardo Esquivel, publicado en Milenio, es un llamado a la nueva mayoría a asumir la gran responsabilidad que conlleva el gran poder. El texto es un buen mix de sabiduría Marvel y conocimiento económico sofisticado. Cita una de las frases más famosas del Hombre Araña y nos entrega un cálculo tecnocrático. Suponiendo que el aumento del riesgo-país elevara medio punto porcentual el costo de la deuda, esto significaría un aumento de 83,000 millones de pesos anuales de los costos financieros para el gobierno federal. 

Volvamos a lo básico. En un lado están los millones de votos que respaldan el Segundo Piso de la 4T. En otra esquina, tenemos la reacción de los mercados. ¿Dónde ponemos el saber técnico? AMLO lo ha despreciado en casi todas las decisiones importantes y eso marca su sexenio. Está por verse lo que hará Sheinbaum en su sexenio con ese tipo de conocimiento super especializado que no es partidista y no siempre es popular. 

En estos días, todo puede ser interpretado como un mensaje político y también como un mensaje a los mercados. El jueves, se conocerá la primera parte del Gabinete de Claudia Sheinbaum. La próxima semana, el Banco de México tomará la decisión de política monetaria más complicada de los últimos años. Puede mantener la tasa de interés y mandar una señal de independencia y de prudencia ante el nerviosismo de los mercados. Tiene también la opción de bajar la tasa de interés, como le gustaría al Presidente, y avivar la tensión entre lo político y los mercados. 

Es un hecho que las tasas están altísimas (11.00%), pero también es indiscutible que la depreciación del peso le quitó margen de maniobra al Banco central. La inflación sigue fuera de rango y puede salirse de control, si el peso da otro brinco. Se sabe que la Junta está dividida y podemos imaginar que hay presiones para los cinco miembros que tomarán la decisión. ¿Qué predominará: el mercado o la política?

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Estudió el Master de Periodismo en El País, en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994, y una especialización en periodismo económico en la Universidad de Columbia en Nueva York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del diario PÚBLICO de Guadalajara, y ha trabajado en los periódicos Siglo 21 y Milenio. Se ha especializado en periodismo económico y en periodismo de investigación, y ha realizado estancias profesionales en Cinco Días de Madrid y San Antonio Express News, de San Antonio, Texas.

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