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El covid y la economía
Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.
Albert Einstein
El Instituto Hospitalario Universitario de Marsella ha identificado una nueva variante, denominada con las siglas del propio centro, IHU, que presenta un total de 46 mutaciones en relación con el virus SARS-CoV-2 principal.
Se trata de una de las dos derivadas de la B.1.640 –que se había localizado a finales de septiembre en la República del Congo–, que fue detectada por primera vez en un viajero procedente de Camerún, quien infectó a 12 personas.
Estos primeros casos fueron identificados en la localidad de Forcalquier, en el departamento de Alpes de Alta Provenza.
Los expertos consideran que la variante IHU contiene un elemento peculiar en una de sus mutaciones, ya que se asocia con el posible aumento de la transmisión del virus, superior al Ómicron.
La recuperación económica mundial se ha visto frenada por la pandemia, y la mutación del virus es sólo uno de los riesgos que podrían enturbiar las perspectivas económicas.
Aunque la economía mundial se recuperó con vigor en 2021, perdió fuerza en el segundo semestre debido a los nuevos brotes pandémicos, a los cuellos de botella en las cadenas de suministro, a la escasez de mano de obra y a la lentitud del despliegue de las vacunas, particularmente en los países en desarrollo de bajo ingreso.
Las variantes del covid podrían descarrilar la recuperación, por lo que se necesita vacunar rápidamente a la mayoría de la población mundial.
Aunque la pandemia sigue constituyendo un gran riesgo para el crecimiento mundial, no es la única amenaza que mantendrá a las economías en alerta este año.
En noviembre pasado, los mercados se despertaron con una nueva variante del coronavirus, Ómicron, que había sido reportada en el sur de África, variante altamente transmisible que hizo que los mercados financieros y de materias primas se desplomaran.
Los gobiernos endurecieron las restricciones para mantener a raya la llegada de Ómicron a sus territorios, que, si bien más transmisible que la variante Delta, parecía menos mortal que su predecesora y no evadiría la inmunidad producida por las vacunas y los tratamientos existentes.
Si el Covid-19 tuviera un impacto prolongado, podría erosionar el PIB mundial en 5.3 billones de dólares (4.6 billones de euros) en los próximos cinco años.
Las interrupciones en las cadenas de suministro han desempeñado un papel fundamental en el estancamiento de la recuperación mundial. Los embotellamientos en el transporte marítimo, junto con la escasez de contenedores, y el vigoroso repunte de la demanda una vez que se relajaron las restricciones relacionadas con la pandemia, han orillado a los productores a buscar componentes y materias primas en todas partes.
El sector automotriz ha sido uno de los más afectados, con caídas de su producción en la Eurozona, incluida Alemania. Los fabricantes de automóviles han recortado su producción ante la escasez de insumos, especialmente semiconductores.
Aunque hay indicios de que la escasez ha disminuido, con descenso en los costos de envío y aumento en las exportaciones de chips, los expertos prevén que los cuellos de botella por la oferta pesarán en el crecimiento hasta bien entrado 2022.
La escasez de materias primas e insumos, junto con la subida de los precios de la energía, han llevado la inflación en la eurozona y en los Estados Unidos a máximos preocupantes, acentuando el temor de que los bancos centrales se vean obligados a elevar prematuramente las tasas de interés para enfrentar las alzas de precios.