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Opinión

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El derecho humano a la propiedad en riesgo

No es el petate del muerto ni se pretende espantar sin sustento, pero Morena (y particularmente su ala radical encabezada por Sheinbaum) ha dejado ver, sin hacer mucho ruido sobre esto, el claro desprecio que profesan por la propiedad privada y la economía de mercado. Para nadie medianamente enterado es un secreto la cercanía de Sheinbaum con los movimientos filomarxistas de la UNAM, que sirvieron para acercarla a López Obrador. Es evidente que a López Obrador le gusta la idea de la dictadura del proletariado, siempre y cuando el único proletario sea él. El caso de Sheinbaum es diferente. Mucho más pragmática e ideologizada que López Obrador, ella no se distraería con caprichos para restaurar una masculinidad disminuida: ella sería implacable.

En un documento aparentemente huérfano que se puede encontrar en el sitio web de Morena hay un mamotreto que conjuga todos los sueños húmedos de los cerdos que controlan la granja, y que llaman, pomposamente, proyecto de constitución. El documento escandalizaría a cualquier estudiante de economía de primer semestre y a cualquier pasante de derecho. Viola todos los tratados internacionales en materia de derechos humanos suscritos por México y atenta contra la libertad de asociación, profesión y empresa, pero quizá lo más grave, es la pretensión de eliminar la propiedad privada de bienes inmuebles.

Para explicarlo de manera sencilla, su casa, amable lector, dejaría de ser suya y la propiedad se trasladaría al Estado; es decir, al gobierno; es decir a los políticos; es decir a los miserables burócratas de barandilla que podrán decidir sobre lo que usted compró con el producto de su trabajo. Pero no se espante. En su magnanimidad, el segundo piso de la Cuarta Destrucción le otorgará una concesión sobre su propia casa para que usted pueda seguir viviendo en ella, pero no se le ocurra invertir en su mantenimiento sin la autorización de cinco buenos para nada con chaleco guinda, porque se la quitan.

Evidentemente, en estas semanas donde hasta a mí me ofrecen una pensión, nadie menciona que a cambio de esas migajas le van a quitar al “pueblo” sus propiedades, tal cual como Cuba, en donde no eres dueño ni del pescado que sacaste con una caña en el malecón de La Habana. ¿Podrán hacerlo? No creo que Morena y aliados tengan la mayoría necesaria, pero es claro que a esto se refiere Sheinbaum cuando pide a sus seguidores la mayoría para poder cambiar la Constitución y aplicar lo que ella llama el plan “C” (un simpático reconocimiento de que los contrapesos democráticos funcionaron en los planes “A” y “B”). Y es que México tiene un grave pecado de origen desde la Constitución de 1917: no reconoce de manera expresa el derecho individual a la propiedad privada. Hoy, esta omisión ideológica ha quedado debidamente subsanada por la incorporación de los tratados internacionales en materia de derechos humanos en la Constitución, ya que en ellos sí se reconoce este derecho de los individuos.

Pero las hormigas guinda no siempre avanzan rápido, a veces van carcomiendo la selva poquito a poco. En ya varias entidades de la República se han impuesto gravámenes disfrazados, mediante los cuales el gobierno puede cobrarle al propietario de un inmueble un porcentaje por la “plusvalía”; es decir, la diferencia entre su valor de adquisición y su valor de mercado. Según Morena, su casa subió de valor por lo bien que tienen la ciudad y las obras que ellos hicieron (obvio no dicen que lo hicieron con sus impuestos, entre ellos el predial). Esta es una flagrante violación a la propiedad privada: el dueño de un bien es también dueño de sus frutos, y esto es así desde los romanos. Supongo que si pueden cobrarme por la “plusvalía” también van a pagarme por la “minusvalía” que implica la delincuencia, el cobro de piso, la falta de agua o los continuos apagones. ¿O no? Cuando ellos son corruptos e incompetentes ¿los individuos no tenemos algún derecho sobre ellos?

En resumen: no nos estamos jugando nada más la democracia y la libertad, nos estamos jugando también nuestra propiedad, y aquí no cabe maroma alguna. Usted decide, lector.

@gsoriag

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