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Opinión

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El dilema independiente

Las candidaturas independientes son una alternativa legítima de participación política que gana terreno en el escenario público, pero que hoy enfrenta, nuevamente, un episodio de engaño y simulación en su entorno, relacionado con presentación de un porcentaje considerable en firmas de apoyo que han sido recabadas con datos alterados, falsos, lo que ha dejado registro en la aplicación informática que por primera vez se utiliza y que hoy permite saber de qué teléfono, de qué aspirante proviene una u otra firma o foto de credencial de elector.

No son todos los aspirantes ni todas las firmas, pero el INE sí ha detectado irregularidades importantes en el proceso de revisión que ahora depura principalmente las de aspirantes a diputados federales independientes, y ha dado a conocer que está en marcha un procedimiento sancionador de oficio ante los hallazgos. No es asunto menor la conducta de presentar información de ciudadanos sin su consentimiento, manipular datos personales o intentar engañar para acreditar un requisito de respaldo que no es consecuente con la realidad. Cuidar esta figura requiere atajar de fondo las distorsiones, deslindar responsabilidades en los casos de abuso,  transparentar qué ocurrió en cada uno, sancionar en el ámbito electoral, el de la protección de datos y naturalmente también por la vía penal.

Es cierto que la reforma electoral estableció un umbral muy alto de firmas de apoyo para quienes buscan aparecer en la boleta sin una postulación partidista. En el caso de los aspirantes a la Presidencia de la República eso representa al menos 866,593 firmas, pero además con una representatividad geográfica que garantice al menos 1% del universo votante específico en 17 entidades. Ese respaldo tiene 127 días para conseguirse y el plazo concluye el 19 de febrero.

No es justificación el debate sobre si son reglas excesivas las emitidas por el Congreso o si son muy complicadas o si es muy alto un umbral, para entonces cometer trampas que involucran delitos. No es tampoco la primera vez que se presentan comportamientos extraños en las firmas.

Durante la elección de la asamblea constituyente en la CDMX se detectaron cientos de miles de firmas de personas fallecidas que supuestamente firmaron a favor de un independiente, pero el Tribunal Electoral decidió avalar a la postulación de quienes estaban involucrados aludiendo a la garantía de audiencia y la certeza que a su juicio no se cumplía para el conjunto de esas y las demás firmas.

El reto independiente es alejar de sus filas la simulación, de la que no son necesariamente responsables de forma directa todas y todos los aspirantes, pero no pueden ignorar o asumirse ajenos a la gravedad de las conductas de sus auxiliares o propias, que incluyen alterar credenciales, poner en datos reales una foto falsa que no corresponde a la persona porque eso, en los hechos, roba identidades para acreditar apoyos o simpatías ciudadanas inexistentes, igual que usar indebidamente fotocopias de credencial alterada.

La simulación en este tipo de procedimientos es una problemática que se arrastra de tiempo atrás. No es, afortunadamente, algo que todos hagan o en lo que todos tengan la misma responsabilidad, pero es fundamental que las cifras y las acciones legales para combatir el caso se concreten pronto.

*Consejero del Instituto Nacional Electoral

Twitter: @MarcoBanos

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