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El encuentro de ultraderecha en México: retrógrada y alarmante
Es poco probable que un partido o candidato de ultraderecha florezca en el país. Nos favorece nuestra práctica laica en la política y una tradición católica que ha sido más bien tolerante.
Algo no cuadra con el hecho de que la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) se haya realizado en la Ciudad de México, en un país en donde en realidad no existe una tradición, ni un movimiento ultra conservador. De hecho, quien encabeza ese movimiento en el pais, Eduardo Verástegui, es un actor, conocido también como striper.
El evento reunió a la plana mayor de la ultraderecha, Bannon, el ideólogo original de Trump, el propio expresidente, José Antonio Kast, el excandidato presidencial chileno, el economista argentino Javier Milei, la familia Bolsonaro, entre otros. Estaba también Santiago Abascal, el dirigente del partido de ultraderecha español Vox. Con su partido, con el que, por cierto, el PAN ya tuvo algún coqueteo, del que después se arrepintieron. No es para menos, Abascal, cuya foto favorita es en la que acaricia el casco de Hernán Cortés, basa su retórica demagógica en ideas francamente supremacistas sobre la conquista de México.
En realidad, la conexión de Vox con México va más lejos. Recientemente Miguel González, periodista de El País, escribió Vox, el Negocio del Patriotismo Español. En uno de los capítulos documenta cómo el Yunque, la organización ultra católica mexicana, asumida como heredera del movimiento cristero, fue uno de los patrocinadores originales del partido ultra nacionalista. En el capítulo llamado El Partido y la Secta, González documenta cómo múltiples dirigentes y candidatos del Vox han tenido vínculos cercanos con el obscuro Yunque.
Es poco probable que un partido o candidato de ultraderecha florezca en el país. Nos favorece nuestra práctica laica en la política y una tradición católica que ha sido más bien tolerante. Ahora, la organización del evento en México no es gratuita. México es una nación con un avance notable en la agenda progresista, en la interrupción legal del embarazo, en el matrimonio igualitario, en el respeto a la comunidad de la diversidad sexual, en la agenda de igualdad de género e incluso en la discusión sobre la legalización de la drogas.
Las expresiones de la ultraderecha en México han sido minoritarias, incluso cuando gobernó la derecha, pero sí han influido en las políticas públicas y han podido retrasar o diminuir los avances de la agenda progresista. Me parece que ese es el objetivo de realizar una convención de esa magnitud y características, tratar de mostrar fuerza y hacer visible su agenda en un país en el que precisamente han perdido relevancia.
En ese sentido, la Alianza por la Justicia Reproductiva publicó recientemente un reporte precisamente para advertir de los riesgos de la reunión de la CPAC en México. Esa plataforma es la que, desde hace décadas realiza una estrategia en Estados Unidos, sobre todo en contra de los derechos reproductivos de las mujeres, lo que culminó con la decisión de la corte de ese país de revertir, de alguna manera, la decisión de proteger el derecho a la interrupción legal del embarazo.
A partir de hace algunos años, esa organización realiza también acciones para revertir el avance de los derechos en todo el mundo. Verástegui, por ejemplo, ya ha recibido financiamiento por esa vía para filmar películas en contra del aborto. Lo que se puede esperar es que la acciones de la CPAC para influir en la agenda pública mexicana continúen, lo que significa un riesgo para el avance de la agenda en favor de los derechos del país. La cumbre, si bien es cierto no está muy fortalecida, sí puede ser preocupante y además, puede significar solamente el primer paso a lo que pretenden estas organizaciones de ultraderecha en el continente.
Twitter: @vidallerenas