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Opinión

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El frío de Texas y la parálisis en México

La tormenta de hielo que afectó a Texas en el invierno del 2021 dejó daños económicos por más de 130,000 millones de dólares por la interrupción en el suministro de gas natural.

México estuvo entre las víctimas porque este país es totalmente dependiente del suministro texano de este combustible para mover la industria, incluida una parte importante de la generación de energía eléctrica.

Tras esa emergencia, en Texas se modificó la ley y se tomaron precauciones ante una nueva eventualidad.

En México, habló López Obrador. Le echó la culpa al pasado y prometió que para finales de su mandato este país sería autosuficiente en la producción de gasolinas, petróleo y su gas derivado.

Llegamos ya al final del sexenio, ahí viene otra tormenta que deja al descubierto la parálisis energética que provocó el gobierno.

En Texas se probarán las mejoras regulatorias para enfrentar situaciones de emergencia climática y en México... El Presidente sigue hablando.

Porque no hay tal autosuficiencia energética, Pemex quedó muy lejos de cumplir sus metas de producción de petróleo, se importan gasolinas como nunca, la famosa refinería en los lejanos pantanos de Dos Bocas, en Tabasco, sigue hasta la fecha sin entregar un solo litro de gasolina, pero si algo pasa será culpa del pasado neoliberal.

La energía eléctrica que se produce en México depende a 60% del gas natural, del cual dependemos a 80% de Estados Unidos.

López Obrador canceló proyectos privados de producción eólica, porque los generadores afean el paisaje. Ha dificultado las inversiones particulares en otro tipo de energías renovables, para “rescatar la soberanía energética” y todos son fracasos.

Hace tres años más de seis millones de usuarios en México se quedaron sin luz por la tormenta en Texas y hoy al Presidente no le queda más remedio que anticipar “cierta” emergencia.

Desde el viernes pasado el precio spot del gas natural se disparó casi 400% ante la expectativa de la tormenta invernal y sobre todo por el recuerdo del 2021.

Y, a reserva de ver lo que puede provocar el frío justo durante estas horas, el mercado respondió desde ayer con una baja en los precios de los futuros del gas natural, quizá en el cálculo de que el frío puede ser intenso, pero no paralizante de las actividades energéticas.

México no necesita una tormenta para tener problemas de suministro. Los reportes de los industriales de la transformación de Nuevo León son de cortes constantes en el surtido de gas natural.

Y en caso de una emergencia, como la que actualmente se enfrenta, el propio Centro Nacional de Control de Energía declaró, desde la semana pasada, el estado de emergencia porque simplemente no se tiene la capacidad de almacenar gas para estos momentos de emergencia.

Nadie puede controlar el clima ni estas tormentas invernales, pero sí se pudo haber hecho mucho más por fortalecer la infraestructura energética del país, de la mano de las inversiones privadas.

Pero la política autoritaria del régimen actual de entorpecer las inversiones de particulares para privilegiar la operación de las empresas estatales que probadamente no pueden con el paquete mantiene y aumenta la vulnerabilidad de millones de personas que están a expensas del mal clima en Texas.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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