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Opinión

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El gobierno de la 4T encarece la fibra óptica

El lunes de la semana pasada, la Secretaría de Economía publicó en el Diario Oficial de la Federación un “Decreto por el que se modifica la Tarifa de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación”, que incrementa los impuestos de importación, comúnmente referidos como aranceles, para 544 fracciones arancelarias, que palabras más, palabras menos corresponden a 544 bienes o productos diferentes.

La motivación central de la Secretaría de Economía está expresada en el párrafo 11 de los considerandos del referido decreto, en donde señala lo siguiente: “Que debido a la creciente implementación de nuevos modelos comerciales a nivel mundial, como el caso de la relocalización (nearshoring), que tiene por objeto acercar la producción de las mercancías a los territorios de consumo, resulta necesario implementar acciones concretas que permitan una interacción equilibrada del mercado para evitar distorsiones económicas que puedan afectar la relocalización de los sectores productivos considerados estratégicos para el país, así como la atracción de nuevas empresas e industrias de alto valor agregado”.

Resulta que una de las fracciones arancelarias cuyo arancel de importación fue incrementado es la 8544.70.01, que corresponde a “cables de fibras ópticas”. En este caso, hasta antes de este decreto, la importación de cables de fibra óptica estaba exenta del pago de cualquier arancel de importación, sin importar el país de donde proviniera el embarque de fibra óptica que se pretendiera importar a México.

Con el decreto referido, la Secretaría de Economía estableció que a partir del martes 23 de abril pasado, las importaciones de cables de fibra óptica pagarán un arancel de importación de 35% sobre el valor del embarque que se pretenda importar.

Según el considerando contenido en el párrafo 13 del decreto, “la importación de mercancías originarias de los países con los que México tiene celebrado un tratado en materia comercial, ...se realizará bajo el trato arancelario preferencial de mercancías originarias previsto en el instrumento internacional que corresponda”.

Es decir, el arancel de 35% no aplicaría para las importaciones provenientes de países de los que importamos como Estados Unidos, por ser socio en el TMEC, o de Japón y Vietnam, socios en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT). Pero, las importaciones provenientes de China sí estarán sujetas al pago del nuevo nivel del impuesto a la importación.

Ahora bien, México es un país con una base manufacturera importante para la fabricación de cables de fibra óptica, y también exporta montos importantes cada año. De hecho, la balanza del comercio exterior de México para cables de fibra óptica ha reportado un saldo favorable, al menos desde 2006, según datos de la Secretaría de Economía. Es decir, que cada año hemos exportado más de lo que importamos.

Ahora bien, nuestras exportaciones van casi en su totalidad a los Estados Unidos, que debido a que no tiene suficiente capacidad instalada para hacer frente a los requerimientos de fibra óptica que se necesitan para la expansión de las redes de telecomunicaciones en ese país, también es un comprador importante en los mercados internacionales. Este panorama, anticipa que el precio tenderá a incrementarse, mientras que allá no logren incrementar la oferta doméstica al ritmo de la demanda.

Ello, combinado con el encarecimiento del 40 por ciento de las importaciones de fibra óptica, las que provienen de China, muy probablemente se reflejará en un incremento importante en los precios de la fibra óptica en México, lo que encarecerá aún más el despliegue de redes de telecomunicaciones en nuestro país, un tipo de infraestructura que aún hace mucha falta, sobre todo para incrementar la penetración de la banda ancha.

No está claro cuál es la verdadera justificación para la imposición del arancel a la importación de fibra óptica a México, pero es evidente que la Secretaría de Economía no analizó las funestas consecuencias, y muy probablemente, al estilo de la 4T, no consultó al Instituto Federal de Telecomunicaciones ni a la industria de las telecomunicaciones de nuestro país.

Lo que es un hecho, es que esta medida le cayó del cielo, nuevamente, al Ingeniero Carlos Slim, dueño de Condumex, uno de los fabricantes más importantes de este tipo de insumo en México.

*El autor es economista.

@GerardoFloresR

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