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El incierto futuro de los conciertos
Los escenarios de todo el mundo seguirán en silencio y sin un público presente por lo menos hasta el otoño de este 2021. Ese fue el pronóstico que el doctor Anthony S. Fauci ofreció recientemente ante la Asociación de Profesionales de las Artes Escénicas en Estados Unidos. Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos y principal asesor científico del gobierno estadounidense, consideró que una vez que se haya vacunado a más de 70% de la población se podría considerar reabrir nuevamente los escenarios. Aunque el regreso de los conciertos dependerá mucho de las campañas de vacunación en todo el mundo, los pronósticos del doctor Fauci han dado un pequeño destello de claridad sobre el futuro de una de las industrias que más ha resentido el golpe del encierro.
La industria de conciertos registró pérdidas por 30,000 millones de dólares en el 2020, de acuerdo con un informe de Pollstar, una de las publicaciones líderes de la industria del entretenimiento en vivo. Las pérdidas registradas se debe a los eventos que no se llevaron a cabo y que representan ingresos extras, patrocinios, venta de boletos, concesiones, mercancía, transporte, restaurantes, hoteles y otras actividades relacionadas.
Desde mediados de marzo del 2020, los conciertos en el mundo cesaron y algunos artistas decidieron encender sus cámaras y transmitir desde sus casas. Fobia hizo un unplugged a la distancia; Ben Gibbard (de Death Cab for Cutie y The Postal Service) nos presentó su estudio; visitamos la sala de estar de la reclusa Rickie Lee Jones y hasta conocimos la excéntrica casa del guitarrista de King Crimson, Robert Fripp y la cantante Toyah Willcox. Hubo algunas excepciones como la banda estadounidense KISS que celebró el fin de año en un explosivo concierto desde Dubai. Gene Simmons y compañía montaron un espectáculo que sólo ellos pueden ofrecer para un reducido público en las terrazas de un hotel y miles de personas en una transmisión virtual con toneladas de pirotecnia y llamas. Pero no todos los artistas pueden montar un show de esa escala y eso los obliga a volver a una realidad donde todavía parece lejano el regreso a los escenarios.
El mes pasado, el festival español Primavera Sound, la Fundación Lucha Contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas y el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona realizaron un estudio para tratar de identificar cómo se puede realizar de manera segura un concierto. El estudio PRIMA-CoV estuvo liderado por el doctor Boris Revollo y en sus propias palabras se concibió “no como una fiesta, sino como un estudio científico”.
El experimento reunió a 500 personas en la Sala Apolo de Barcelona, donde los participantes se sometieron a una prueba de antígeno previa al concierto, además de implementar una serie de medidas como el uso de cubrebocas y gel antibacterial. Aunque los participantes tenían que usar su cubrebocas todo el tiempo, no se establecieron límites de distanciamiento físico. En sus resultados, los investigadores no encontraron un incremento en los casos de Covid-19, además de considerar que estos hallazgos pueden ser útiles para poder llevar a cabo otro tipo de eventos.
Otro estudio realizado en agosto por investigadores de la Universidad Martín Lutero en Alemania encontró también un bajo riesgo de transmisión del virus en tanto que se pudiera garantizar una ventilación adecuada en los foros, protocolos de higiene estrictos y una capacidad limitada en los recintos.
La industria de conciertos parece empezar a ver un panorama un poco más alentador para el año que nos depara. Algunos promotores en Estados Unidos ya han empezado a anunciar fechas tentativas para festivales como Outside Lands, Riot Fest y Bonnaroo, aunque todo dependerá de cómo se comporten los públicos de todo el mundo y mejore el estado de salud.