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El poder de la inteligencia financiera
Hace unos días me sentí muy orgulloso de una persona a la que estoy ayudando a construir su libertad financiera antes de los 55 años. Él tiene una buena capacidad de ahorro y un perfil un tanto conservador.
Durante una de nuestras sesiones de coaching en finanzas personales, le dije que por su perfil como inversionista (definido por su horizonte de inversión y tolerancia al riesgo) le podría convenir un portafolio 60/40, aunque también exploramos otros posibles portafolios de inversión.
Ya he hablado antes del portafolio 60/40 como uno de los portafolios de largo plazo más utilizados en Estados Unidos, con un riesgo “moderado”. Tiene ese nombre porque asigna 60% a un índice amplio de acciones y un 40% a un índice amplio de bonos.
Le comenté brevemente que en una experiencia anterior, un médico con un perfil similar al suyo había decidido tomar este portafolio como base, con una salvedad: una parte de la asignación de bonos la usó para comprar un seguro dotal, que le garantiza recibir la totalidad de su inversión actualizada con la inflación (eso le daba tranquilidad), además de contar con protección por fallecimiento e invalidez durante todo el periodo.
Me dijo en principio que le interesaba explorar esa estrategia y le dije que buscara cotizaciones. Ya habíamos visto su capacidad de ahorro y habíamos hecho el ejercicio de cuánto realmente podría pagar para este seguro.
Le comenté que la enorme mayoría de los agentes de seguros entregan proyecciones de seguros dotales incluyendo un supuesto de inflación, que producen la ilusión de que uno va a recibir muchísimo más de lo que aporta. Sin embargo, esto es engañoso, porque la inflación es una variable desconocida. 10 pesos en el futuro no comprarán lo mismo que 10 pesos hoy.
Por eso, es importante siempre visualizar las cantidades en términos reales, es decir, sin inflación. Así, uno siempre debe pedir también la proyección en pesos constantes (sin inflación) porque eso nos permite ver la cantidad garantizada que recibiremos, con el poder adquisitivo de hoy.
Como ya expliqué, en realidad, los seguros dotales no hacen que nuestro dinero crezca en términos reales (pero muchas veces sí nos garantizan regresarnos nuestras aportaciones con inflación y además nos brindan protección durante ese periodo). Por eso no son una inversión: son protección y certidumbre.
El médico que los utilizó como parte de su plan de largo plazo quería precisamente esto. Necesitaba protección para él y para su familia y quería tener la tranquilidad de que una parte del dinero que estaba destinando para la construcción de su patrimonio, estaría garantizado pase lo que pase.
Él sabía que hoy en día, aunque en México las tasas de interés que pagan los instrumentos de deuda gubernamentales son superiores a la inflación, este no siempre ha sido el caso. Aún en el entorno actual de tasas elevadas a nivel mundial, en países desarrollados (Estados Unidos, Europa) es casi imposible encontrar tasas garantizadas superiores a la inflación.
En fin, la persona que está tomando mi coaching pidió cotizaciones con un buen agente de seguros. Revisó varias opciones y se dio cuenta que en su caso particular, con su capacidad de ahorro, le convenía más comprar un seguro temporal con cobertura de fallecimiento e invalidez, que es muchísimo más barato que un seguro dotal, e invertir la diferencia.
De esta manera tendría la protección que necesita, pero también una muy buena probabilidad de lograr su libertad financiera a los 55 años.
Me siento orgulloso porque él llegó a esta conclusión por sí mismo. Eso habla de inteligencia financiera y es una capacidad muy poderosa para tomar buenas decisiones financieras. Afortunadamente, todos podemos desarrollarla si de verdad nos interesa tener una vida mejor.