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Opinión

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El populismo NO es imparable

El riesgo de perder la confianza en nosotros mismos es que nos volvemos vulnerables al engaño de populistas que prometen todo rápido, fácil y gratis.

Hay quienes creen que el populismo es una amenaza imparable, casi inevitable, pero se equivocan. También están en un error todos los pesimistas que, lejos de trabajar para construir un futuro mejor, prefieren sentarse a señalar, criticar y quejarse. Con su apatía e indiferencia lo único que hacen es dejar un espacio lo suficientemente grande para que otros decidan por ellos.

Hay quienes no quieren defender su libertad porque no quieren asumir responsabilidades ni compromisos de tal manera que, si algo sale mal, tengan a quien echarle la culpa. Hay quienes prefieren vivir asumiendo el papel de víctimas porque les resulta más cómodo quejarse que actuar, proponer, intentar y emprender.

Hay quienes viendo la amenaza del populismo de cerca, reaccionan a tiempo y optan por unirse, participar más y salir a votar por una opción que represente una alternativa distinta, de mayor esperanza y menos miedo, de mayor unidad y menor división, de propuestas sensatas y no de soluciones mágicas y automáticas que resultan imposibles o cuyo precio es la libertad de un país entero.

Éste ha sido el caso de los franceses y en el 2018 será el de los mexicanos sólo por mencionar dos países. Para entender por qué Francia estuvo a punto de caer en el abismo del populismo es oportuno enfatizar lo que el presidente Emmanuel Macron consideró una de las principales exigencias de su mandato: devolver a los franceses esa confianza en sí mismos que se ha debilitado desde hace demasiado tiempo .

El riesgo de perder la confianza en nosotros mismos es que nos volvemos vulnerables al engaño de populistas que prometen todo rápido, fácil y gratis. El escenario ideal para los populistas surge cuando la corrupción y la desesperanza provocan que la mayoría deje de creer en un cambio y en un futuro mejor. Es ahí cuando los ciudadanos somos más susceptibles al engaño. México está en esa encrucijada.

Debemos vencer la división y las fracturas que existen en nuestra sociedad, ya sean económicas, sociales, políticas o morales, porque el mundo espera de nosotros que seamos fuertes, sólidos y que veamos las cosas con claridad . Estas palabras del presidente Macron podrían ser claramente el llamado de cualquier líder sensato en cualquier país que aspire a ser más fuerte y por ende más próspero. Ojalá en México escuchemos a tiempo.

Twitter: @armando_regil

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