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Opinión

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El preso precioso

Ya es un clásico de la política, la simulación y la impunidad que imperan en nuestro país, la conversación telefónica entre Kamel Nacif y Mario Marín que dio origen al sobrenombre de Góber Precioso con el que fue bautizado este siniestro personaje. En aquella ocasión, Marín le dijo a su interlocutor, refiriéndose a la periodista Lydia Cacho: Pues ya ayer le acabé de dar un coscorrón a esta vieja cabrona, le dije que aquí en Puebla se respeta la ley, que aquí no hay impunidad y que aquí quien comete un delito se llama delincuente .

El 17 de febrero del 2006, en un acto de campaña en la ciudad de Puebla, el candidato a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, molesto por el trance de injusticia y autoritarismo cometido contra la periodista por el Gobernador, del que para entonces los indignados poblanos pedían su renuncia, le sacó tarjeta roja –como a los futbolistas cuando arteramente rebasan los límites del reglamento- y pronunció lo siguiente: Yo quiero expresar no sólo mi más enérgico rechazo, mi repudio a esta barbarie, sino exigir cuanto antes una investigación exhaustiva de estos actos inadmisibles y que se les castigue caiga quien caiga; me vale que sea un Gobernador y me vale que sea un empresario poderoso .

Once meses después, el 9 de enero del 2007, ya en calidad de presidente Constitucional de la República Mexicana, Felipe Calderón, regresó a Puebla para de la mano del Góber Precioso tomarse la foto, lo que se interpretó como una muestra de perdón del recién estrenado Mandatario para aquel perpetrador de los que había considerado, cuando era candidato, actos inadmisibles . Para entonces los ciudadanos ignorábamos que el nuevo Jefe del Poder Ejecutivo era propenso a la amnesia: trastorno que provoca en quien lo sufre incapacidad de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad en la memoria. Pero ahora sabemos que cabe la posibilidad de que por esta disfunción intelectual que el Presidente padece, niegue haber expresado su enérgico rechazo y su repudio a la barbarie de Mario Marín e incluso invite, a quien dude que jamás ha usado tales conceptos, a revisar todas sus expresiones públicas y privadas (sic que se mete a fisgar a la alcoba presidencial), diría la bien recordada R.

En el ínterin entre el repudio y el perdón sucedió la elección presidencial del 2 de julio del 2006. Elección que, como es sabido por todos, ganó Calderón por escaso margen (0.56 por ciento). Por coincidencia , uno de los estados de la República donde el candidato ganador obtuvo una cómoda ventaja sobre sus contrincantes fue Puebla. Los poblanos votaron, en números redondos, así: 743,000 por Calderón; 639,000 por Andrés Manuel López Obrador, y 469,000 por Roberto Madrazo. Es obvio que nadie puede asegurar, con pruebas en la mano, de qué manera influyó Mario Marín en este resultado. También es cierto que a nadie le consta si el Gobernador camotero fue persuadido por la maestra Elba Esther Gordillo para que sus huestes votaran por el azul, tal como lo hizo telefónicamente, como pudo constatarse por una grabación, con Eugenio Hernández, gobernador de Tamaulipas, a quien instruyó que entre el azul y el amarillo se fuera con el azul y vendiera bien la traición al tricolor.

En la política mexicana la frase piensa mal y acertarás es casi, casi, dogma de fe. De ahí que no hayan faltado analistas que, en su momento, dijeron que la indulgencia otorgada por el Jefe de las Instituciones Nacionales al degustador de bellísimas botellas de cognac, exnovio de una porrista de los Pericos de Puebla, haya sido una manera de manifestarle agradecimiento por el empujón comicial que el estado que controla brindó al caballito azul que ganó por menos de una nariz el Derbi Presidencial.

Punto de partida

A 10 días de que termine el periodo gubernamental de Mario Marín, el pasado jueves 20, la inteligente periodista Denise Maerker presentó en el programa que conduce en Televisa un reportaje de Fátima Monterrosa, realizado por Antonio Mandujano, que puede llevar a la acción el título de dicho programa, esto es, ofrece la posibilidad de ser un Punto de Partida para que el Góber Precioso se trague sus palabras: En Puebla se respeta la ley, aquí no hay impunidad, aquí quien comete un delito se llama delincuente.

A lo largo de su administración –dijo Fátima en su reseña-, Mario Marín adquirió propiedades en zonas exclusivas de Puebla y en el extranjero que difícilmente podría adquirir con el sueldo de 132,000 pesos que percibió cada mes . De acuerdo con registros oficiales, el que muy pronto dejará el cargo, es dueño de una casa en Florida y otra en Texas. Durante su sexenio por lo menos una docena de miembros de su familia han sido funcionarios, muy bien pagados, de su gobierno.

La sociedad poblana le cuestiona el costo beneficio de las obras construidas durante su periodo: en el 2007 se inició la construcción del Nodo Intermodal Logístico y de Recinto Fiscalizado –por el nombre de seguro es un invento del doctor Chunga- un elefante blanco en el que se invirtieron cerca de 800 millones de pesos y que sirve para una pura chingada (esta última palabra no la escribí yo, bueno sí la escribí pero no la pensé, bueno sí la pensé pero no es mi lenguaje).

Por los excesos en su administración –reportó Fátima- un grupo de ciudadanos interpuso una denuncia en contra del Gobernador y varios de sus funcionarios por tráfico de influencias, peculado, desvío de recursos estatales y federales, enriquecimiento ilícito, fraude procesal y delincuencia organizada .

Si sólo por su actuación en contra de Lydia Cacho: detención ilegal y arbitraria, merecería ser juzgado y su delito la cárcel, imagínese el lector la penalidad a la que puede hacerse acreedor por las trasgresiones a las leyes que se le imputan y de las que en el mencionado reportaje se ofrecieron pruebas documentales.

He aquí una inmejorable oportunidad para que Rafael Moreno Valle inicie su gobierno con el pie derecho al poner tras las rejas a su antecesor.

De ser así, ¿usted cree que Kamel Nacif lo visitaría en la cárcel y, de contrabando –por supuesto-, le llevaría una preciosa botella de cognac para que se la echara ya no en la Casa Aguayo, sino en el penal que le corresponda a su héroe ?

También los hechos y la ocasión son propicios para que Felipe Calderón les cumpla a los poblanos, cinco años después, la promesa que les hizo en aquel mitin de campaña, en el que indignado pidió se hiciera una investigación exhaustiva de estos actos inadmisibles y que se les castigue caiga quien caiga; me vale que sea un Gobernador .

Si yo fuera asesor del Presidente le aconsejaría que se olvidara –su especialidad- de cualquier promesa de impunidad que le haya hecho, por el empujoncito electoral, al que desde el próximo lunes será desempleado y que proceda, mediante las herramientas y las instituciones adecuadas, la PGR y la Secretaria de la Función Pública, contra este pez gordo y precioso de la política al que hay que pasarle báscula.

Con el encarcelamiento de Mario Marín, por delitos de lesa patria, las distorsiones en la percepción social sobre el rumbo del país, que el Mandatario lamenta a cada rato, y que impactan negativamente en la propia realidad y en la recuperación económica , se enderezarían aunque fuera un poco. Además, este oportuno acto de justicia podría ser el comienzo del restablecimiento del fenómeno de confianza complejo que tenemos que reconstruir .

De otra manera seguiremos con la percepción de que el gobierno de Calderón sólo ha encarcelado a tres indígenas queretanas que atacaron a seis policías federales, a cuatro o cinco narcocapos, cartuchos quemados a los que sus mismos jefes pusieron para deshacerse de ellos y para que García Luna se adornara con su captura, y al cantante Kalimba.

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