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Opinión

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El próximo presidente y el fentanilo

Anteriormente en este espacio he escrito lo que a mi parecer serán algunos de los retos más grandes que enfrentará el próximo gobierno. Entre lo que se puede empezar a prever, queda claro que el próximo gobierno enfrentará presiones fiscales importantes —principal pero no únicamente a causa de las pensiones— y un déficit en inversión en el sector eléctrico que empezará a tener consecuencias si se siguen materializando inversiones en el sector manufacturero en el norte y bajío. Pero más allá de estos, quizá el reto más importante de la próxima administración provenga de los problemas que ya está causando la situación de seguridad en México en la relación bilateral con EU, particularmente en torno al fentanilo.

El tráfico de drogas lleva 30 años siendo uno de los puntos medulares de la relación bilateral, pero las cosas han cambiado recientemente. La epidemia de fentanilo en EU: está desbordada. En 2021 perdieron la vida por sobredosis de fentanilo casi 70,000 personas y este año podrían superar las 100,000 muertes. Ya no es un problema aislado de ciertas comunidades del país como lo fue el crack o la heroína hace algunos años, es un problema generalizado que se puede ver en prácticamente todo el país y que afecta a todos los estratos socioeconómicos.

Y, más grave aún, es y será cada vez más un tema electoral en mira a las elecciones presidenciales del próximo año.

Ya hemos visto las posturas delirantes de algunos congresistas o senadores republicanos sobre el uso de fuerza militar en contra de los cárteles en México. Hasta ahora, esos discursos se han mantenido al margen como parte de las exageraciones típicas electoreras. Pero eso puede cambiar muy rápido.

El CDC publicará las cifras de muertes por sobredosis de fentanilo para 2022 a finales de agosto o principios de septiembre y, sea cual sea la cifra, va a ser escandalosa. Estos datos probablemente coincidan con el primer debate entre precandidatos republicanos. Es de suponer que sea uno de los principales temas, sino es que el tema de la primera pregunta del debate. No hay que ser un oráculo para saber qué dirá Trump ante esta pregunta: que va a usar a los militares para combatir a los cárteles mexicanos que están inundando EU con fentanilo y causando estas muertes.

Y esa será la base de las propuestas de los otros candidatos republicanos. Cada uno tendrá que hacer una propuesta más aberrante que el anterior para tratar de ganar votos del electorado, lo que definirá la línea durante la campaña de las primarias republicanas.

Ante lo que será una campaña de locuras, Biden no va a poder seguir ignorando el problema como lo ha hecho hasta cierta medida en su administración. Las tensiones sobre este tema con el gobierno mexicano seguirán escalando y pueden tener consecuencias.

El nivel de retórica de las campañas en EU tendrá efectos sobre una relación bilateral ya muy compleja. En 2024, como cada 12 años, coinciden las elecciones de México con las de Estados Unidos. Normalmente esa coincidencia sirve para renovar la relación y hacer una especie de borrón y cuenta nueva. Pero si toda la campaña allá gira en torno a qué hacer con “el desastre en México” y aquí, para variar, las campañas no hablan de temas internacionales ni el Congreso ni la opinión pública estarán preparados para el nivel de problema que se nos puede avecinar. Cualquier intervención de las Fuerzas Armadas estadounidenses en territorio nacional parece muy lejana, pero el escenario de represalias económicas o comerciales no es imposible.

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