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Opinión

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El puerto de Shanghái

¿Qué está realmente ocurriendo en China en estos días con la política de cero-Covid?

Es muy difícil saber cuál es el ánimo social en un país donde está prohibido tener cualquier manifestación en libertad. Es imposible conocer algo más que no sean las cifras oficiales.

Lo único cierto es que el mundo conoce las consecuencias globales de las políticas locales chinas.

Sabemos que hay brotes de la variante BA.2 del Ómicron, del SARS-CoV-2, y que el gobierno chino quiere impedir que se vuelva a generar un repunte en los casos de enfermedad y muerte. Para ello, el gobierno de Xi Jinping ordenó el confinamiento total de la ciudad de Shanghái desde el pasado 28 de marzo.

Es muy difícil conocer las cifras, los resultados, de este confinamiento en la ciudad financiera más importante de China, pero hoy sabemos que el número de casos registrados en la capital, Pekín, han llevado a extender el programa cero-Covid a secciones enteras esa ciudad.

Ya a estas alturas de la historia queda claro que China no está lejos de nadie ni en materia económica ni en temas sanitarios.

Los contagios acelerados de esas variantes de Covid-19 son muestra de que el mundo está lejos del fin de la pandemia y los efectos económicos de las políticas chinas también evidencian que todavía falta mucho para pensar en una plena recuperación global.

A casi un mes del confinamiento y de la parálisis de Shanghái, que alberga el puerto mercante más importante del mundo, empieza a ser evidente que tendrá un efecto adicional en el desempeño económico, tanto en el dinamismo del comercio, con ello en el crecimiento global, como en la inflación global.

El puerto de Shanghái será algo que empezaremos a escuchar más a menudo por lo que ahí sucede. La parálisis del puerto genera ya cuellos de botella en productos terminados e intermedios para la industria de todo el mundo.

Shanghái vive la tragedia humana local del desabasto de productos básicos por este confinamiento obligado ante una estrategia que aparentemente no ha dado los resultados esperados por la autoridad. Los reportes de la inconformidad social y mayor represión se multiplican, pero son muy difíciles de corroborar.

Pero lo que le empezará a quedar claro al mundo es el impacto del cuello de botella en el comercio mundial que provoca ya el puerto de Shanghái donde al menos 500 barcos están varados, los contendedores retenidos en el puerto y apenas con un funcionamiento a 25% de la capacidad del puerto más grande del mundo.

Las bajas en los precios de muchas materias primas en los mercados internacionales, como el petróleo, responden a las noticias de los rebrotes de Covid-19 en ciudades como Pekín, hay una baja en los mercados bursátiles como consecuencia de los temores que ello refleja.

Pero todavía no se acaba de dimensionar el impacto que tendrá en los meses por venir esta nueva interrupción en las cadenas de suministro y en la inflación.

El puerto de Shanghái, pues, habrá de tomar su lugar en la ya larga lista de calamidades que expliquen la prolongada crisis económica de esta década en el mundo.

A un mes del cierre

Barcos varados

Al menos 500 barcos están varados en el puerto de Shanghái, los contendedores están retenidos y apenas hay un funcionamiento a 25% de su capacidad.

Efecto en inflación

Empieza a ser evidente que el cierre del puerto de Shanghái tendrá un efecto adicional en el desempeño económico, en el dinamismo del comercio así como en la inflación mundial.

Cadenas rotas

La parálisis del puerto genera ya cuellos de botella en productos terminados e intermedios para la industria de todo el mundo.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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