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Elecciones, economía y salud
El próximo 6 de junio se realizarán las elecciones intermedias, consideradas un parteaguas histórico para México.
Hay quienes han dicho que la democracia, tal y como la conocemos hasta hoy en nuestro país, está en juego.
De lo que no hay duda, es que el próximo periodo electoral será muy relevante para la historia nacional.
Está de por medio, afirman los principales actores políticos, el equilibrio entre los Poderes de la Nación.
Para el gobierno en funciones está en riesgo su proyecto político-económico. Lo que es un hecho, es que estas elecciones serán una primera evaluación, por parte de la sociedad, de los dos primeros años de este gobierno.
Sobre lo que sí hay toda clase de pronósticos es en torno a la cantidad de personas que acudirán a votar.
Las elecciones intermedias históricamente, salvo un par de excepciones, registran bajos niveles de participación respecto del padrón electoral total.
Muerte, enfermedad e ingresos
Independientemente de los cálculos político-electorales y de las fuerzas y capacidades de movilización de los distintos partidos políticos, ¿qué tanto peso tendrá en la orientación del voto el comportamiento de la economía nacional y el manejo de la pandemia del Covid-19?
La economía y la salud, ¿serán factores determinantes para los ciudadanos a la hora de cruzar la papeleta electoral en favor de las distintas opciones partidistas?
Parece que serán fundamentales.
Al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador le ha tocado vivir una doble crisis: sanitaria y económica. Es, además, una crisis sanitaria y económica global.
La población se ha visto sumamente afectada por los efectos de la pandemia y por la profunda caída de la economía que, al cierre del 2020 registró un descenso de 8.5%.
La muerte y la enfermedad han afectado a miles de familias mexicanas. Y el desempleo, la caída de ingresos y el aumento de la pobreza han impactado a millones de personas y de empresas. En medio de esa difícil circunstancia el gobierno lopezobradorista, criticado por innumerables yerros en la gestión gubernamental en general y de la pandemia en particular, se ha ocupado en construir su propia narrativa.
Empresarios y analistas han acusado que la estrategia económica, incluidos los golpes a la confianza de los inversionistas, ya venía mal desde antes del estallido de las crisis sanitaria y económica.
El Presidente de México ha defendido a capa y espada su actuación y, en contra de la evidencia, que muestra lo contrario, asegura que el modelo económico nacional es ejemplo internacional.
Enarbola con orgullo el mantenimiento de algunas de las políticas neoliberales, los programas sociales y las pensiones (considerados como clientelares por sus opositores).
Optimismo económico
El Jefe del Ejecutivo y los integrantes de su gobierno han promocionado al máximo la compra y llegada de las vacunas y anticipan una rápida recuperación económica.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera dijo que la recuperación económica dependerá del proceso de vacunación y ha hecho promesas públicas en torno al proceso de inoculación que se han quedado cortas.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard ha publicitado con transmisiones en vivo la llegada de vacunas aunque en un principio llegaron por goteo en lotes muy menores y el retardo fue evidente.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell ha dicho tantas cosas que chocan con la realidad.
El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio a escasos seis días de las elecciones asegura que el crecimiento del PIB será del 6.5% y no del 5.3% previsto.
Por su parte los economistas que encuesta periódicamente Banxico pronostican un crecimiento de 5.15%. Son las posiciones de uno y otro bandos. Nadie puede negar que los tremendos daños sanitarios y económicos son profundas cicatrices en la población mexicana.
Sin duda la salud y los ingresos de las personas tendrán un peso muy fuerte a la hora de votar. Las elecciones intermedias inminentes sin duda son muy relevantes y el ejercicio de este gobierno será sometido al escrutinio del voto popular.