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Opinión

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Elecciones en riesgo

El fantasma de la violencia electoral ronda por todo el país. El incremento sustancial de crímenes relacionados con la delincuencia organizada y su incidencia en los comicios de junio, es un factor decisivo para el desenlace final de este proceso. Estamos hablando no únicamente de los aspirantes asesinados, sino también de las zonas que en Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Chiapas y otras entidades, son espacios en los que la elección libre es imposible de llevarse acabo por la presión de los criminales.

Y es que la estrategia del gobierno de “abrazos, no balazos” es en realidad un intento de pacificar el país bajo un esquema en el que los cárteles de todo tamaño y fuerza sean capaces, bajo la presencia de las Fuerzas Armadas, de repartirse territorio y ganancias sin tener que masacrarse entre sí, o afectar a la población en general.

El Estado interventor y regulador que AMLO ha pretendido reconstruir en todos los sectores productivos incluye al mercado de la delincuencia en todas sus variables y áreas de operación. Pero más allá de la discusión sobre la pertinencia o no de un  Estado rector, lo fundamental en este caso es el hecho de que el crimen organizado no responde ni a acuerdos políticos tácitos o manifiestos, ni tampoco a una disciplina interna ya que el dirigente en turno tiene el derecho a hacer lo que le plazca en función de su interés estrictamente personal.

Es por esto que dada la disputa entre los grupos delincuenciales por el control territorial no solamente del negocio sino del espacio político, hablar de una elección tan amplia como la que tendremos en junio sin considerar el peso de este factor ilegal, obliga a pensar en la manera de intentar blindar los comicios de manera tal que el INE pueda instalar todas las casillas, y que los partidos eviten a toda costa la presencia de criminales en sus boletas.

Por supuesto que para la autoridad electoral esto es un desafío enorme. Tener la posibilidad de anular la elección en partes de la República o en el peor de los casos en su totalidad a causa de una injerencia masiva de los delincuentes, se presenta como un escenario catastrófico que nadie quiere imaginar.

Pero el deterioro tan grave que vive el país en este ámbito nos obliga a alertar no sólo del riesgo que la democracia representativa enfrenta en junio, sino también del peligro que México vive como nación libre ajena al chantaje, la violencia y la extorsión de quienes hoy gobiernan a través del miedo y las balas en buena parte del país.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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