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Emilio Lozoya, la bolsa y la cena
En su declaración ministerial, Emilio Lozoya Austin, recién extraditado de España, declaró ante la Fiscalía General de la República (institución ‘más lenta que Abundio que corre una carrera solo y queda segundo’), además de las cantidades de dinero que, por órdenes de Luis Videgaray Caso, entregó a los legisladores del PAN, también que por decisión del que fuera secretario de Hacienda compró una bolsa Chanel en la tienda de dicha marca en Polanco, con un costo de entre 4,000 y 5,000 dólares, para regalársela a la columnista —en esos tiempos del diario Reforma— Lourdes Mendoza, con la intención de que ésta hablara bien de Videgaray en sus columnas. La compra, declaró Lozoya, fue entre los años, 2013 y 2014.
Lastimada en su dignidad personal y en su prestigio profesional, la comunicadora manifestó en una entrevista en Radio Fórmula: “Yo no soy funcionaria pública, yo soy periodista. Si a mí me regalan una bolsa, de entrada no es un delito, pero lo que este señor quiso hacer fue manchar mi nombre y decir que soy una corrupta y me dejo comprar”.
Además la periodista hizo ver que en las 71 columnas que escribió en el periódico Reforma, en ninguna de ellas elogió la labor de Videgaray Caso como funcionario. Así mismo explicó que Lozoya quiso afectarla ya que ella reveló tropelías de él y casos de corrupción en Pemex bajo su dirección. Igualmente, Lourdes, demostró la imposibilidad de haber comprado la bolsa en la fecha mencionada ya que la tienda Chanel de Polanco cerró en el año 2011.
Por lo anterior, la columnista presentó una demanda en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, por daño moral contra el interfecto, misma que prosperó a su favor pero que, paradójicamente, no afectó al acusado debido a que cuando éste tenía que comparecer para responder a la demanda, el 9 de septiembre del 2021, la audiencia fue diferida por el juez con el argumento de que no se le había notificado con antelación la existencia de la reclamación a la Fiscalía General de la República (FGR) (Por cierto, ¿saben ustedes el día de la semana que más trabaja el fiscal Gertz Manero? El lunes porque tienen que quitar del calendario las hojas del sábado y del domingo).
La periodista protestó por la postergación de la diligencia. ¿Por qué no se le dio aviso oportunamente a la fiscalía? “Lo notificaron y yo ya probé que mintió, ¿por qué lo siguen defendiendo? —escribió en El Financiero—.
El pasado fin de semana, Lozoya cenó en un restaurante chino de lujo, situado en las Lomas de Chapultepec, con unas amistades y con su brazalete electrónico. Un comensal lo grabó y tomó fotografías que fueron a parar, providencialmente, a las manos de la periodista Mendoza quien se encargó de distribuirlas en los medios. La venganza es dulce.
¿El arraigo domiciliario con el que fue sancionado Lozoya, mientras se lleva a cabo su juicio largamente pospuesto, incluye la posibilidad de pasearse y exhibirse en lugares públicos? Al parecer sí, en razón directa a la poca o mucha ración de progenitora que posea el acusado.
Según testigos presenciales, Lozoya iba acompañado de guardaespaldas armados. (Sería bueno saber si los guardaespaldas se los procura, ya que es testigo protegido, la Fiscalía General de la República. Por cierto el fiscal Gertz Manero es más lento que el caballo del malo de la película de vaqueros).
Él y ella
Amor, ¿quieres que vayamos juntos al gimnasio?
¿Qué me estás diciendo, gorda?
Bueno, si no quieres, no.
¿Qué me estás diciendo, floja?
Tranquilízate, tranquilízate.
¿Qué me estás llamado, histérica?
No, no, eso no fue lo que dije.
¿Qué soy? Mentirosa.
No, no. Entonces no vayas.
A ver, a ver, ¿por qué quieres ir solo?