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Opinión

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En problemas

Siempre he sido preocupona, nunca pude ni podré seguir el sabio consejo de mi papá: “Si tiene remedio para qué te preocupas…y si no tiene remedio… para qué te preocupas” Tenía toda la razón. Y seguramente hubiera tenido una vida un poco más plácida o feliz si hubiera sido menos aprensiva. A la mejor a usted le pasa lo mismo que a mi y quizá decidió evitar los noticiarios y no leer los periódicos para que no se altere su optimismo y sentido del humor. Lo malo es que en mi trabajo está interconstruido ocuparme de estar enterada lo más que puedo de todo lo que está sucediendo. Y en estos tiempos vaya que están pasando cosas terribles en nuestras vidas.

No es por amargarles la existencia, pero permítanme de manera abusivamente catártica compartir con ustedes algunas de mis tribulaciones. En primer lugar y sin duda los mineros (o carboneros como les dicen) atrapados en Sabinas, Coahuila. Hace más de una semana que estamos pendientes de ellos y desafortunadamente no ha sido posible rescatarlos. Sí, una catástrofe, pero cuántas preguntas tenemos que hacer al respecto y por qué sucedió. Primero que nada ¿de quien es esa mina?, ¿por qué después de ocho días no logramos saber aún el nombre oficial del propietario?, ¿dónde están los planos estructurales de esos pozos?, ¿quién los autorizó?, ¿quién los supervisó? Pero ahí no queda la cosa, ¿y la secretaria del Trabajo, de la que dependen las mineras, Luisa María Alcalde, por qué no se hace responsable ni da la cara? ¿Cualquier persona por un interés económico puede poner a sus trabajadores en riesgo mortal, sin que pase absolutamente nada ni haya sanciones? Es algo no solo preocupante, es aterrador. Tierra de nadie, como la línea 12 del metro.

Los otros hechos que me tienen más que desagradada (y a muchos mexicanos también) es la falta de respeto no solo a la ley sino a la mismísima Constitución. Y aquí también tengo muchas preguntas a las que exijo respuesta. ¿Es posible que el presidente, sin consecuencia alguna, pueda violar la Constitución? ¿No juró, al asumir el cargo, que no solo la cumpliría sino que además la haría cumplir? ¿El presidente que hoy quiere militarizar al país (aún más de lo que ya está) es el mismo hombre que hace algunos años invocaba a Benito Juárez para decir que él creía también, como el oaxaqueño, en un gobierno civilista? ¿La senadora Citlali Hernández, dirigente de Morena, es hoy la misma mujer que hace tres años decía que imponer la militarización en México era instaurar un gobierno fascista? ¿Qué pasó? ¿Serán estos funcionarios y otros como Mario Delgado o Manuel Bartlett, clones abducidos por extraterrestres? ¿Se ven iguales, pero son otros?

Y en el caso de la SCJN, ¿serán capaces también los ministros obsecuentes de colaborar para la violar la Constitución? Este asunto huele mal, pone en riesgo nuestra democracia y el Estado de Derecho sin duda. ¿Podremos hacer algo?

Y termino con el Tren Maya. ¿Qué sucedió con los amparos para impedir la construcción del tramo cinco del dichoso ferrocarril?, ¿qué sucedió para que todos estos recursos legales se echaran para atrás sin importar los graves perjuicios ambientales, sociales y arqueológicos que el trenecito del chocolate exprés está produciendo?, ¿por qué el Tren Maya se convirtió de un día para otro en una obra de seguridad nacional?, ¿transportará uranio enriquecido o armas biológicas para defender al actual régimen de los conservadores?, ¿o será solo un recurso tramposo para seguir con la opacidad de las obras encargadas a los militares y hacer lo que les da la gana?

Total, verdaderamente estamos en problemas y o nos los tomamos en serio o no vamos a poder salir de ellos.

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