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Opinión

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Encuerada la política nacional

La palabra “desnuda” me parece demasiado elegante para calificar lo sucedido en el ámbito político en los pasados días. La palabra “encuerada” me parece una voz más exacta, más descarnada. Vimos todos los viejos usos de la política mexicana, en buena medida priista, refuncionalizados y aumentados. Los clásicos: compras, amenazas, uso de presiones, ofrecimientos; y nuevos, el presidente López negando lo que estaba a la vista o bien diciendo que no sabía lo que había sucedido. El pasado está aquí, nunca se fue, sólo creímos que nos habíamos vuelto más respetuosos de las leyes.  

Entiendo que la política se trata de poder, de quien lo tiene y quien no. Se vale hacer todo… en el marco de la ley, pero cuando no hay una vigilancia efectiva y se carece de Estado de Derecho, es decir, cuando alguien es tan poderoso, como el actual presidente, se vale todo. Y todo es todo. No hay contrapesos efectivos en el terreno de la política, no hay una ciudadanía mayoritaria en desacuerdo. El gobierno tiene un cheque en blanco. O casi.

Está el otro contrapeso, el de la economía y la relación con los socios del T-MEC, el del dólar, el PIB, la inversión extranjera y la inflación. ¿Serán suficientes para hacerlos pensar en el camino que han tomado? Es una pregunta para la que no tengo respuesta y creo que nadie la tiene.  

¿Cómo justificó MORENA, un partido cuyo líder máximo dice que ni miente ni traiciona, un acuerdo con los Miguel Ángel Yunes, padre e hijo?  López Obrador ha descalificado en varias ocasiones al panista “traidor”, lo ha acusado de corrupto e incluso lo ha llegado a tratar como a un enemigo. Entonces debemos concluir que la política del partido hegemónico es tan oportunista como la de los demás. 

Al ser cuestionado por esto en la mañanera del 11 de septiembre, AMLO cantinfleo involuntariamente para concluir que la política es algo pragmático y que el fin justifica los medios.  Nada sorprendente, lo que sorprende es que el presidente tenga el aplomo de pararse ante la nación y afirmar que es mejor que sus antecesores.

Los Yunes terminarán en MORENA o alguno de sus satélites, pero mientras creo que la dirección del PAN debe explicar por qué tenía como senadores a personas con malos antecedentes y, lo más elemental, como es que permitieron que el senador propietario y el suplente fueran hijo y padre, respectivamente. Supongo que su argumento será parecido al del mandatario: la política es pragmática. Es posible que tanto el presidente López como el presidente Marko Cortés sean seguidores de Marx, pero del Groucho que afirmó: “yo tengo mis principios, pero si no les gustan, tengo otros.”

Acerca de los métodos de MORENA (y López Obrador), el periodista Raymundo Riva Palacio ha arrojado más luz. Además de la presión ejercida contra los Yunes, también mencionó al senador Daniel Barreda de Movimiento Ciudadano, quien también desapareció y cuya reaparición no logró disipar el mal olor de que había algo más que un padre encarcelado. 

Per Riva Palacio señaló otro caso, en el que se echó toda la caballería encima para ganarse una senadora del PRD, Araceli Saucedo, de Michoacán. El gobernador Ramírez Bedolla se comunicó con el líder del PRD en la entidad, Octavio Ocampo, para invitarlos a una reunión. Ramírez Bedolla le pidió a la senadora integrarse a MORENA, de lo contrario los 14 ayuntamientos perredistas sufrirían las consecuencias. 

Los perredistas resistieron la intimidación, pero entonces les echaron la caballería pesada. Les llamaron la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno, Lázaro Cárdenas Batel, Rosa Icela Rodríguez y, al final, Claudia Sheinbaum. Sin partido nacional, sin apoyos reales, cedieron. Como en los viejos tiempos del PRI y del PAN. 

La oposición, por su parte, se ha mostrado frágil y poco cohesionada. La forma en que militantes de años se cambian de bando en un momento tan importante como este no solo demuestra las maniobras del gobierno, también lo débil que están el PRI, el PAN y MC. Como muestra, en el Estado de Oaxaca el Congreso votó por unanimidad la reforma judicial a las pocas horas de aprobada por el Senado, incluyendo priistas, panistas y perredistas.  

Buena parte de la ciudadanía, desesperada por esta situación, ha hablado de hacer un partido de ciudadanos o de jóvenes. Una y otra vez se oyen estas expresiones. ¿Acaso se piensa que los políticos no son ciudadanos o que vienen de Marte y por eso practican este tipo de política? ¿Suponen que los jóvenes son puros de corazón? 

Todo esto no sirve. El problema no son los Alitos, Dantes, Markos u Obradores. El problema tiene que ver con reglas, instituciones blindadas, leyes y, sobre todo, contrapesos.

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