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Opinión

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Entre colaciones, snacks, botanas y tentempiés

Las comidas que se hacen “entre comidas”, el acto de “picar”, botanear,  snackear, son muy frecuentemente subestimadas no sólo en la importancia de su consumo, sino también en lo que representan para el repertorio alimentario, para la salud y para las ocasiones de sociabilidad o de consumos cotidianos de alimentos en un contexto social.

Estas denominaciones se refieren a comidas que no son consideradas propiamente como tales, pues por la cantidad, pero también por el momento del día en el que se hace el consumo, no son comidas principales. En función de lo que esté cubriendo esa comida, generalmente entra la diferencia en la denominación en su uso popular. Así, por ejemplo, el anglicismo snack, generalmente en México se usa para una comida con ciertas características de estructura en su composición:  a veces se trata de un producto industrializado, o a veces se centra en alimentos que se consideren como “aptos” para ser considerados como tales. Difícilmente, por ejemplo, una sopa (a excepción de las instantáneas), podría ser considerada como un snack, aunque fuera ligeramente calórica o sea consumida entre comidas. Cuando a estos consumos se les denomina “colación” generalmente esta denominación deriva del argot médico – nutricional para definir tiempos de comida fuera de los tres tiempos tradicionales (desayuno, comida o cena). El término botana, generalmente implica un contexto más social, en donde existen otras actividades de por medio, como una reunión con familia o amigos, o la comida como mediador para hacer otras actividades, como ver una película o estar en un estadio. El tentempié carece de un determinismo en el que tenga que ser consumido en solitario o en grupo. Aunque estas diferencias son sutiles, sí son determinantes para la forma en la que está categorizado el alimento no sólo por su composición, sino también hasta por las características contextuales en las que es consumido.

De esta manera, podemos notar que estas comidas juegan un rol importantísimo no sólo en los consumos, sino en la vida social y también en la cultura culinaria de una comunidad. Determinan en gran manera los ritmos de comida y de acuerdo a diferentes estudios, la percepción que tenemos sobre lo que comemos entre comidas influye de manera importante en la percepción que tenemos sobre nuestras dietas. Incluso, se ha estudiado con detenimiento cómo es que estas percepciones determinan la manera en la que sobre estimamos o subestimamos la cantidad de alimento que ingerimos durante un día. Además, la calidad de estas comidas puede influenciar de manera positiva o negativa la percepción de las otras tres comidas principales. Por ejemplo, alguien puede estar convencido de que sus tres comidas del día son platillos saludables o en porciones correctas que corresponderían a sus necesidades, pero si se examina lo que se come entre comidas, la calidad de los consumos podría ser menos saludable.

Generalmente estas comidas se consumen mientras se realiza otra actividad y esto influye en la percepción de lo que se comió, generalmente subestimando la cantidad de alimento que se ingiere. Investigar cómo estas comidas son percibidas en cuanto a calidad, cantidad, y contexto en el que se comen, su rol en el consumo energético de la dieta de los mexicanos, es una tarea de suma importancia para encaminar mejores orientaciones hacia una alimentación más satisfactoria no solamente biológicamente, sino emocional y socialmente, tomando en cuenta las condiciones en las que se consumen este tipo de alimentos. 

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Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observadora y aficionada a la comida. Es investigadora en sociología de la alimentación, nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Fundación para la Alimentación y el Desarrollo.

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