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Opinión

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Estado de México: una batalla existencial para el PRI

Con el registro de la coalición “Va por el Estado de México”, el PRI se dispone a defender la posición más valiosa que aún preserva y desde la cual construyó una exitosa campaña para recuperar la presidencia de la República en 2012. La gubernatura del Estado de México es la joya de la corona del partido que dominó la política mexicana por décadas.

No sólo es la entidad federativa más poblada, sino la segunda economía del país, con un Producto Interno Bruto mayor al de Nuevo León y Jalisco. Si el Estado de México fuera una nación independiente, ocuparía el décimo lugar en población en América Latina, por arriba de países como Bolivia, República Dominicana y Haití. Tiene actualmente 17 millones de habitantes y un padrón de 12.4 millones de electores.

El PRI ha mantenido el control de la gubernatura del Estado de México de forma ininterrumpida, a pesar de la fuerte competencia electoral primero del PAN y últimamente de Morena. La posición de la plaza como baluarte del priísmo, al igual que Coahuila, se debe en buena a medida al ciclo de las elecciones locales.

Las gubernaturas en estos dos estados se renuevan un año antes de las elecciones presidenciales. Este desfase le ha brindado al PRI del Estado de México y Coahuila una protección especial. Como una marea electoral, la movilización del voto en contra del PRI suele llegar a su cúspide en las elecciones presidenciales y luego iniciar su retroceso. Así ocurrió en el ciclo 2000-2006 y es probable que vuelva pasar en el ciclo 2018-2024.

Al priísmo mexiquense le ha tocado recibir el impacto de la marea en su fase formación, justo antes de que alcance su punto más alto en las elecciones presidenciales. La ola azul que terminó con la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la República en el año 2000, sacudió primero el Estado de México. En 1999, el PAN tuvo un crecimiento asombroso y su candidato se quedó apenas a siete puntos porcentuales de ganar la gubernatura, un indicador adelantado de lo que ocurriría un año después en las elecciones presidenciales.

El ascenso de Morena tuvo un impacto aún mayor 18 años después. En 2017, la ola guinda desbancó al PRI de su posición como primera fuerza electoral en el Estado de México. Los tricolores pudieron retener la gubernatura gracias a los votos de su entonces socio de coalición, el Partido Verde. Un año después la ola se convirtió en un verdadero tsunami que llevó a López Obrador a la presidencia con 53% de la votación.

El ciclo electoral le ha permitido al priismo mexiquense enfrentar la ola primero en su fase de formación y luego cuando ésta ha iniciado su retroceso. Así, en 2005 pudo derrotar al PAN por un margen de más de 20 puntos, cuando el entusiasmo por el blanquiazul había perdido su fuerza.

La ola morenista ha sido más grande y duradera que la que enfrentó el PRI hace 18 años con el PAN. Sus efectos han sido también más destructivos para el partido tricolor. En lo que va del ciclo 2018-2024, el PRI ha perdido ante Morena todos los estados en los que defendía su posición como partido gobernante.

Sin embargo, en el Estado de México hay indicios de que la ola morenista alcanzó su punto más alto en 2018 y ha entrado en lento retroceso. En 2021, Morena tuvo una caída de nueve puntos porcentuales, que le llevó a perder la mayoría en la legislatura del estado. En cambio, el PRI experimentó una notable recuperación, en alianza con el PAN y PRD.

Morena se ha preparado para una contienda cerrada en el Estado de México. Se ha asegurado que sus aliados, PT y Partido Verde, respalden en coalición a su candidata. El PRI también ha hecho su tarea. Cerró la coalición con el PAN y PRD, sin cuyos votos la pelea por el Estado de México estaba perdida. Además, logró sumar a Nueva Alianza, que aún subsiste como partido local.

Retener el Estado de México tiene un enorme significado para el PRI. En el pasado fue el reducto desde el armó su retorno al poder. Si lo pierde ahora, su misma supervivencia como fuerza política nacional estará en riesgo. 

*Profesor del CIDE.

Twitter: @BenitoNacif

El Dr. Benito Nacif es profesor de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Fue Consejero Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) del 2014 al 2020 y del Instituto Federal Electoral (IFE) del 2008 al 2014.

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