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Estados Unidos y México, indolentes con los migrantes
Mike Pompeo presume su eficiente capacidad de negociación al haber doblado en la mesa el brazo de Marcelo Ebrad. Lo deja por escrito en su libro Never give an inch (Nunca cedas en nada).
El programa Quédate en México fue un dulce que el Gobierno del presidente López Obrador obsequió a Trump.
Administrado por el Departamento de Seguridad Nacional, el programa migratorio permitía a Estados Unidos expulsar a México a solicitantes de asilo mientras esperaban su entrevista con una corte de inmigración.
Fue claramente conocido el rasgo antiinmigrante de Trump durante su gobierno. Su fiscal Jeff Sessions y su asesor Steve Bannon fueron los creadores de las estategias quizá más crueles entre 2016 y 2020.
Sessions fue quien decidió separar a menores acompañados por familiares que intentaban ingresar a Estados Unidos sin papeles.
Bannon generó caos en aeropuertos de Estados Unidos, principalmente en Nueva York, al impedir el ingreso de ciudadanos musulmanes procedentes de siete países. Un menú de terror antiinmigrante.
En julio de 2018, la policía fronteriza separó a 400 niños. Era la época “gloriosa” de Sessions y Trump.
Ni a Mike Pompeo ni a Donald Trump les importó conocer el entorno que vivirían los migrantes expulsados a México; no les interesó si el Gobierno de AMLO tendría la infraestructura para recibirlos, ni muchos menos el nivel de riesgo que muchos de ellos correrían al ser víctimas del crimen organizado.
No deja de llamar la atención que las observaciones que escribe Marcelo Ebrard sobre el libro de Pompeo, no incluya una línea sobre la seguridad de los migrantes rechazados por Estados Unidos. Por el contrario, en el primer punto, Ebrad menciona: “Mi propósito y labor como canciller de México ha sido y es salvaguardar y proteger siempre nuestro interés nacional”. ¿Y la seguridad de los migrantes?
El orgullo de la soberanía nacional que menciona Ebrard recuerda los momentos en que el presidente Miguel de la Madrid rechazó ayuda internacional en el terremoto de 1985. Ebrard, en su carta, entra en una disquisición sobre la razón por la que no aceptó un programa de “Tercer País Seguro”: el dinero.
Marcelo Ebrard menciona como ejemplo a Turquía, país que acepta a migrantes de Siria, Eritrea y Afganistán, expulsados por la Unión Europea a cambio de dinero.
Un acuerdo de Tercer País Seguro en el que “(...) México aceptara dinero a cambio de un compromiso que, en nuestro caso, resultaba de costos incalculables". Y la vida de los migrantes, ¿genera costo?
Es triste ver la forma en que Pompeo y Ebrard negociaron el “Quédate en México”; la carencia de empatía hacia los migrantes resulta un acto indolente.
Ebrard traduce lo escrito por Pompeo como “antimexicano”.
@faustopretelin