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Evolución reciente de la Inversión fija bruta en México
“El objeto social de la inversión calificada debe ser vencer las fuerzas oscuras del tiempo y la ignorancia que envuelven nuestro futuro”. John Maynard Keynes
En las últimas semanas el Inegi publicó los datos relativos a la inversión fija bruta, que se refiere a la inversión integrada por “bienes utilizados en el proceso productivo durante más de un año”, este indicador, con cifras al mes de mayo, muestra un decrecimiento de 1.2% respecto al mes de abril y un crecimiento de 5.5% respecto del mismo mes del 2021.
Con el dato de mayo, la inversión se encuentra en niveles similares a los que presentó en febrero del 2020, pero sensiblemente menores a los alcanzados a finales del 2018 y apenas similares a los de abril del 2008, hace 14 años.
El que este indicador no haya avanzado en 14 años preocupa, porque representa el gasto que se lleva a cabo en la economía, relacionado con la adquisición de maquinaria y equipo, tanto nacional como de importación, así como el relativo al sector de la construcción.
Un dato pobre implica que existe menos inversión productiva de empresas, que a su vez están limitando su potencial de creación de nuevos empleos y de contribución al crecimiento económico de corto plazo y a dar soporte al crecimiento económico de mediano y largo plazos.
Para que exista un crecimiento sostenido del empleo, que dé cabida a las personas que se incorporan por primera vez al mercado laboral, pero que además permita recuperar o compensar el deterioro del empleo (en cantidad y calidad) tanto por la pandemia como por otros fenómenos económicos recientes, se requieren inversiones productivas particularmente del sector privado.
Evidentemente, también resulta fundamental la estructura y orientación de la inversión pública. Como ejemplo, la zona del bajío, con una vocación manufacturera de exportación y una alta participación en el sector automotriz, presenta como una limitación potencial futura la falta de infraestructura de comunicación que permita un adecuado desplazamiento de sus exportaciones hacia los mercados internacionales, especialmente al de Estados Unidos. La carencia de una adecuada inversión pública en infraestructura de transporte o comunicación genera una limitación al potencial crecimiento de ese sector.
De ahí la importancia que la inversión pública esté alineada con los intereses fundamentales y pilares de crecimiento sostenido futuro de la economía mexicana.
De la misma manera, las inversiones públicas, sumadas a una adecuada regulación en materia de telecomunicaciones, son un soporte fundamental para la expansión del sector de servicios tecnológicos y especialmente de aquellos relacionados con el comercio electrónico.
Sin inversiones públicas y privadas y con una regulación deficiente, el tratado comercial entre Estados Unidos, Canadá y México en materia de comercio electrónico pone al país en una situación de relativa vulnerabilidad frente al importante desarrollo y crecimiento de ese sector en nuestros socios comerciales norteamericanos.
En los últimos años, ha sido evidente que, más allá de discursos y de pronunciamientos en eventos, algunos de los actores fundamentales del sector privado en México no han realizado inversiones significativas en el país.
Muchas de las acciones de expansión de grupos empresariales mexicanos se han dado en Estados Unidos, en Europa y en otros países de América Latina, pero sin inversiones significativas dentro del país.
Son muchas las razones del deterioro de la inversión, pero sin una adecuada conjunción entre los sectores público y privado, sin regulaciones adecuadas que normen la conducta de los agentes económicos, pero que propicien el crecimiento, el país seguirá presentando oportunidades perdidas y un deterioro de su capacidad económica.